La violencia machista volvió a teñir de luto a Cuba. Esta vez, en Guayos, Sancti Spíritus, donde Yunisleidy López Milián, conocida como Yuni, fue asesinada brutalmente por su pareja. Tenía 40 años y era madre de tres niños. Con su muerte, ya son 10 los feminicidios confirmados en lo que va de 2025, según reportes de Alas Tensas y Yo Sí Te Creo en Cuba, dos de las plataformas más activas en la denuncia de estos crímenes.
Lo más estremecedor del caso es que, tras cometer el asesinato, el agresor tuvo el cinismo de presentarse en la PNR a denunciar la supuesta desaparición de Yuni. Incluso participó en las búsquedas que movilizaron a familiares y vecinos durante una semana. Todo, mientras el cuerpo de la víctima yacía oculto en una fosa dentro de su propia casa, hasta que finalmente fue descubierto gracias a un operativo policial con apoyo de bomberos.
Las organizaciones independientes alzaron la voz de alerta, denunciando una tendencia cada vez más repetida: la de los feminicidas que intentan encubrir sus crímenes simulando desapariciones. Una estrategia perversa, diseñada para burlar tanto a la justicia como al entorno de la víctima.
Yuni, según sus allegados, tenía un hijo con su agresor, lo que hace aún más dolorosa la tragedia. Y aunque Radio Sancti Spíritus intentó referirse al hecho como un “crimen pasional”, las plataformas feministas fueron tajantes: ese término no solo es incorrecto, también es peligroso, porque minimiza y justifica la violencia.
El caso recuerda al de Julia Salvadora Segura Guerra, asesinada también en marzo por su pareja y enterrada en el patio de su casa, esta vez en Ciego de Ávila. Julia fue reportada como desaparecida y su cuerpo apareció dos días después. Historias que se repiten, con un patrón que duele y alarma.
Por ahora, OGAT y Yo Sí Te Creo siguen dándole seguimiento a cuatro casos sospechosos en Artemisa, Matanzas, Santiago de Cuba y La Habana, y piden a la población que no guarde silencio. La denuncia es clave, sobre todo en un país donde las autoridades aún no reconocen oficialmente el feminicidio como figura penal.
Desde 2019, estas plataformas han asumido una tarea crucial: documentar y visibilizar los feminicidios que el Estado muchas veces calla o minimiza. En 2024 registraron 55 crímenes de este tipo. Además, han exigido de forma constante una ley integral de protección para las mujeres y un estado de emergencia nacional por violencia de género, peticiones que hasta hoy siguen sin respuesta.
Aunque el gobierno anunció recientemente la creación de un registro informatizado sobre muertes violentas por razones de género, dejó claro que no será de acceso público. Y eso, en un contexto donde la opacidad es la norma y la confianza en las instituciones está por el piso, sabe más a excusa que a compromiso real.