En vez de mirar pa’ dentro, el gobierno cubano ha vuelto a su deporte favorito: culpar a los intermediarios del caos económico que vive la isla. Esta vez fue el propio ministro de Economía, Joaquín Alonso Vázquez, quien salió en la última reunión del Consejo de Ministros con el dedo acusador bien afilado, diciendo que esos actores de la cadena de suministro están “lucrando” y subiendo los precios.
Según él, hay que romper esas cadenas de abuso, como si los baches económicos se arreglaran con consignas. Lo cierto es que, una vez más, el discurso oficial se enfoca más en encontrar culpables que en ofrecer soluciones reales a una crisis que se les fue de las manos hace rato.
Más represión, menos resultados
El Noticiero Nacional de Televisión (NTV) lo soltó con bombos y platillos: este nuevo ataque a los intermediarios viene con más control, más inspecciones y más mano dura. Y no es cuento: ya van más de 3,300 arrestos por supuestas actividades ilegales solo en los últimos meses.
La narrativa no es nueva. Desde hace años el régimen viene con el mismo sonsonete, pero en este 2025 la cosa ha subido de nivel, con operativos policiales, multas y una campaña política armada desde el Partido Comunista que, en la práctica, termina criminalizando a quienes simplemente buscan sobrevivir.
En Guantánamo, por ejemplo, se han abierto más de 200 casos penales por supuestos delitos económicos. Y en Holguín, solo en 2022, cayeron 900 multas a revendedores y acaparadores. Como quien dice, “la ley es la ley”… pero solo pa’ los de abajo.
Recientemente, el primer ministro Manuel Marrero Cruz se montó en la misma ola y pidió que se aplique una “mano dura con respaldo jurídico”, buscando dar escarmiento a los que se busquen la vida en el mercado informal.
Pedro Monreal: “Este cuento ya me lo sé”
Pero no todos se tragan la historia. El economista Pedro Monreal, bien conocido por su análisis sin pelos en la lengua, le metió fuego al discurso oficial desde su cuenta en X (antes Twitter). Para él, lo que se vio en el consejo de ministros fue pura bulla y poco pan: “reforzamiento de medidas” sin datos concretos ni resultados visibles.
Monreal criticó que el gobierno use frases infladas y vacías, mientras evita hacer las reformas estructurales que de verdad necesita la economía cubana. Según él, eso de culpar a los intermediarios es una explicación simplona que tapa la ineficiencia del propio Estado para producir y abastecer.
“La ineficiencia de arriba termina en medidas forzadas que no resuelven nada”, soltó el economista con su tono seco pero certero.
También le cayó con todo al nuevo sistema de asignación de divisas, que según él es puro maquillaje para mantener el control centralizado y seguir repartiendo favores entre los mismos de siempre. Un “gatopardismo económico”, lo llamó. O sea: cambiar algo para que todo siga igual.
Una inflación que no afloja y discursos que no llenan el plato
Aunque el gobierno dice que la inflación agropecuaria bajó un chin —de 5% en enero a 1.3% en febrero—, los precios siguen imposibles para el cubano de a pie. No hay salario que aguante ni bolsillo que resista.
Mientras tanto, desde arriba siguen repitiendo la misma cantaleta sobre la eficiencia del socialismo, sacando plataformas digitales y estrategias comunicativas que suenan lindo pero no resuelven el arroz con frijoles del día a día.
La realidad no perdona: la CEPAL ya anunció que el PIB de Cuba volverá a caer en 2025, tras dos años de retroceso. Las exportaciones están por el piso, las importaciones igual, y aunque se dice que la producción agropecuaria mejoró, eso no se nota ni en el mercado ni en el bolsillo.
Mientras no se le meta mano a la raíz del problema y se siga castigando a los que tratan de buscarse la vida por fuera del sistema, el hambre, la inflación y la desesperanza seguirán siendo los verdaderos protagonistas de la vida cotidiana en Cuba.