El lunes pasado, el poblado de Falcón, en el municipio de Placetas, amaneció estremecido por un hecho que dejó a todos con la boca abierta: un joven acabó con la vida de su padrastro en un intento desesperado por salvar a su madre de un nuevo episodio de violencia.
El fallecido, Javier Pérez Loro, de 45 años, era más conocido por la zona como «El Charro de Vallita», apodo que se ganó por su gusto a los corridos mexicanos, que solía cantar a pulmón limpio en los alrededores de “Vallita”, un caserío pegado a la Carretera Central.
Detrás de esa imagen pintoresca, sin embargo, se escondía un hombre de carácter fuerte, bebedor empedernido y con historial de maltratos hacia su pareja. Según vecinos del lugar, era común verlo con un cuchillo en la cintura, algo que muchos justificaban como «normal» en los campos de Cuba, donde estas herramientas forman parte del día a día.
Pero esa costumbre terminó en tragedia.
La víctima apuñaló a su pareja frente al hijo de esta, un muchacho de unos 15 o 16 años que había llegado desde La Sierpe, Sancti Spíritus, para ayudar a su madre en las labores del campo. El joven no se quedó de brazos cruzados: aprovechando que su padrastro estaba ebrio, le quitó el cuchillo y le devolvió tres puñaladas, una de ellas directo al ojo.
“Le metió tres puñaladas, una en el ojo”, contó una fuente cercana que prefirió mantenerse en el anonimato.
Aunque Pérez Loro fue llevado al hospital, no resistió las heridas y murió poco después. La madre del joven también fue hospitalizada, y aunque su estado es crítico, logró sobrevivir al ataque. Está ingresada en Santa Clara, donde recibe atención médica.
El comunicador Niover Licea, quien ha seguido el caso de cerca, aseguró que Pérez Loro llevaba varios días sumido en el alcohol, algo que se había vuelto frecuente y peligroso.
Cuando la policía llegó a la escena, intentaron llevarse al joven para interrogarlo, pero ahí mismo el barrio se les viró. Vecinos, familiares y hasta extraños salieron a defenderlo, sabiendo que no era un criminal, sino un hijo protegiendo a su madre.
El adolescente fue trasladado al policlínico del pueblo para curarle unas heridas menores. Según testigos, la delegada del barrio, el gobierno local y hasta el PCC se metieron en el asunto para que no lo trataran como delincuente. Por ahora, el caso sigue bajo investigación, pero todo apunta a que se tratará como defensa propia.