Miguel Díaz-Canel, el mandamás cubano, salió esta semana a ponerle el parche al tambor antes de que se rompiera. Negó rotundamente que las agencias que gestionan las remesas en Cuba estén en manos de los militares, asegurando que eso es «una mentira repetida por Estados Unidos» para justificar los obstáculos que le han puesto al envío de dinero hacia la isla.
Eso sí, cuando se trató de hablar sobre GAESA —el todopoderoso consorcio militar que tiene metidas las manos hasta en el último rincón de la economía cubana—, el presidente optó por tirar un capotazo y esquivar el tema, como quien no quiere caldo y le dan tres tazas.
La declaración la soltó en el canal de YouTube “Presidencia Cuba”, durante el Coloquio Patria, mientras respondía sobre la posible suspensión de las remesas desde EE.UU. Ahí fue donde Díaz-Canel le echó leña al fuego político, apuntando contra el senador Marco Rubio, a quien acusó de ser “el promotor de las medidas más duras contra Cuba” y de estar aliado con la llamada “mafia anticubana de Miami”.
Según el presidente, Rubio está detrás del apretón de tuercas que ha sufrido el país, presionando a la Casa Blanca para que endurezca aún más el embargo. Aun así, Díaz-Canel aseguró que están listos para aguantar el temporal “con talento, innovación y mucho esfuerzo del pueblo”, aunque reconoció que la cosa está bien dura para las familias que dependen del dinero que les mandan desde el norte.
Las remesas, dijo, son un salvavidas para muchas familias cubanas, sobre todo en medio de la actual crisis económica. “Eso no es raro en ningún país del mundo”, insistió, destacando que es algo común en muchos lugares de América Latina, aunque pasó por alto que en Cuba el sistema financiero tiene sus propias reglas del juego, y el control estatal sobre el dólar es férreo.
También criticó las contradicciones de la política estadounidense, diciendo que no se puede decir que se apoya al pueblo cubano mientras se bloquean sus vías de sustento. “¿Cómo es que vas a quitar las remesas y a la vez dices que quieres ayudar al pueblo?”, se preguntó con tono de indignación.
Pero el presidente fue más allá, rechazando tajantemente que los militares controlen las agencias que manejan el dinero enviado desde el extranjero. “Eso es un cuento más que se han inventado”, aseguró.
Ahora bien, mientras Díaz-Canel trataba de pintar el panorama bonito, evitó profundizar en el papel que juega el Estado en la gestión de estas remesas. Se limitó a decir que ese dinero «beneficia directamente a las familias» y que, como en cualquier parte del mundo, el Estado también puede recibir algo por los servicios que se prestan o el consumo que generan esas transferencias.
Pero el cuento tiene su otra cara, y no precisamente la que se muestra en cámara. Una investigación publicada por el Miami Herald destapó que la empresa Orbit S.A., encargada de procesar las remesas desde EE.UU., está vinculada directamente a GAESA. Según el reportaje, basado en documentos internos de CIMEX —una de las subsidiarias de GAESA—, el gobierno habría creado una fachada civil para saltarse las sanciones impuestas por Trump en 2020, cuando cerraron a Fincimex, la anterior gestora estatal.
Eso contradice no solo lo dicho por Díaz-Canel, sino también el argumento bajo el cual la administración Biden autorizó en 2022 que Orbit operara, con la condición expresa de que no tuviera vínculos militares.
Pero la luna de miel duró poco. Con la vuelta de Trump al poder, el enfoque hacia Cuba volvió a endurecerse. En febrero de este año, el Departamento de Estado volvió a meter mano y sancionó a Orbit S.A. por estar bajo control de GAESA, retomando la línea dura de sanciones económicas contra La Habana.
La medida fue parte de una nueva batería de acciones para reforzar la presión sobre el régimen. Washington dejó claro que no va a permitir que las remesas terminen fortaleciendo el poder de los militares, que dominan los sectores más rentables de la economía.
En medio de este tira y encoge, también se escuchó la voz del congresista cubanoamericano Carlos Giménez, quien no se guardó nada. En la red social X (antes Twitter), lanzó una advertencia directa a quienes siguen viajando o mandando dinero a la isla: “Lo hacen bajo su propio riesgo. Después no digan que no fueron avisados”.
Así está el panorama: entre negaciones oficiales, investigaciones que sacan a relucir los trapos, y una política estadounidense que sigue girando como veleta según el viento político, el dinero de las remesas sigue siendo un campo de batalla donde el pueblo cubano carga con el peso más duro.