Cuba anda moviéndose en temas legales, y en su última reunión, el Consejo de Ministros dio luz verde a un anteproyecto que promete mover bastante el avispero: se trata del nuevo Decreto-Ley de Aduanas, una propuesta que muy pronto llegará a las manos del Consejo de Estado para su análisis y aprobación. Este cambio viene con la intención de reorganizar y poner en cintura todo lo que tiene que ver con la Aduana General de la República (AGR), que, como sabes, es quien lleva el timón en el control de lo que entra y sale del país.
Todavía no se ha soltado toda la sopa sobre las restricciones que se podrían implementar, pero lo que sí está claro es que el nuevo marco legal abarcará aspectos tributarios, administrativos, financieros y de comercio exterior. O sea, va a tocar muchas teclas sensibles, y por eso tiene a más de uno con la oreja parada.
Nelson Cordovés Reyes, el que está al frente de la AGR, dejó caer que esta ley pretende poner bien claro cómo debe hacerse todo el proceso relacionado con el movimiento de mercancías, viajeros y equipajes. Desde su formalización hasta el desaduanamiento. Además, subrayó que el propósito es asegurar que todo lo que se mueva por nuestros puertos, aeropuertos y marinas se haga respetando las reglas del juego, en sintonía con lo que manda la Constitución cubana.
Pero este decreto no llega en un momento cualquiera. La economía está como quien dice “pasando trabajo”, con escasez de productos básicos y muchas familias lidiando con dificultades para hacerse de lo necesario. Por eso, hay una pregunta que flota en el aire: ¿vendrá esto con más restricciones a las importaciones? Si es así, la situación podría complicarse aún más para la gente de a pie.
No hay que olvidar que la Aduana no solo se encarga del papeleo y los controles. También tiene la tarea de proteger la industria nacional, cuidar el medio ambiente y frenar cualquier movimiento raro, como el narcotráfico o el contrabando. O sea, su función va mucho más allá de revisar maletas.
En esa misma sesión del Consejo de Ministros se discutieron otros asuntos candentes. La viceministra de Economía y Planificación, Mildrey Granadillo de la Torre, presentó un plan que apunta a corregir los enredos de la economía, dándole especial atención al tema del mercado cambiario, los modelos de autofinanciamiento en divisas y un nuevo sistema para manejar mejor el billete que entra y sale.
Joaquín Alonso Vázquez, el Ministro de Economía, no se anduvo por las ramas y reconoció que, aunque la economía avanza a paso lento, hay sectores que han sacado la cara, como el del tabaco y los productos biofarmacéuticos, que incluso han rendido más de lo esperado. Sin embargo, el turismo y las telecomunicaciones no han logrado despegar como se quería, y en el campo, aunque se han dado algunos pasitos, todavía falta mucho para lograr una producción estable de alimentos y meter en cintura los precios inflados por los intermediarios.
En cuanto al billete del Estado, Vladimir Regueiro Ale, Ministro de Finanzas, compartió una noticia que suena positiva: se registró un superávit de 480 millones de pesos hasta febrero. Esto, gracias a una mejor gestión de los presupuestos locales y una recaudación tributaria más eficiente. Aun así, dejó claro que el reto sigue siendo aprovechar bien cada peso, sobre todo en lo que va para programas sociales.
En resumen, lo que se está cocinando es un reajuste importante en cómo se maneja la economía del país, y la nueva ley de aduanas es solo una pieza más de ese rompecabezas. Lo que queda por ver es cómo todo esto impactará en el día a día de los cubanos, que ya bastante hacen para estirar el peso y seguir adelante.
