La cosa está que arde en Matanzas, y no precisamente por el calor. El Partido Comunista decidió meter mano en el despacho de carga eléctrica de la provincia, después de que los vecinos se cansaran de vivir a oscuras mientras La Habana parece tener luz de sobra. ¿Será solución o puro teatro?
«Aquí unos pasan 20 horas sin corriente y otros ni se enteran de los apagones», reclama un matancero en redes. Y es que la desigualdad en los cortes de electricidad ha llegado a tal punto que hasta el PCC tuvo que salir a «poner orden»… o al menos, a hacer como que lo pone.
⚡ ¿Apagones selectivos? La polémica que no cesa
Mientras en Holguín y Camagüey la gente se alumbra con velas casi toda la noche, en la capital los cortes son más cortitos y llevaderos. «Los megavatios de Guiteras se los regalan a La Habana», denuncia un usuario, reflejando el malestar de quienes sienten que el gobierno juega a las escondidas con la luz.
Y lo peor es que ni siquiera hay explicaciones claras. La Unión Eléctrica (UNE) publica sus boletines, pero nadie sabe bien por qué a unos les toca más apagón que a otros. «El apagón es un estado de opinión», soltó una respuesta oficial en Camagüey, dejando claro que el blackout también es político.
🔦 El PCC al rescate… ¿o al control?
Ahora, el Partido en Matanzas dice que va a «equilibrar» los cortes, pero muchos se preguntan: ¿Por qué tuvo que llegar a esto? ¿No era la UNE la que debía manejar esto con transparencia y técnica? La movida huele más a control de daños que a solución real, sobre todo cuando la crisis energética sigue tan campante.
«Esto es pa’ calmar a la gente, pero el problema sigue ahí», comenta un electricista retirado. Y tiene razón: sin inversiones, sin combustible y sin mantenimiento, no hay partido político que aguante los fusibles de un país entero.
🌃 La luz que no llega (y la gente que ya no aguanta)
En Ciego de Ávila, algunas comunidades pasan 18 horas seguidas sin electricidad, mientras otras zonas casi no sufren. ¿Rotación equitativa? Más bien ruleta rusa. Y así, entre quejas y memes, los cubanos siguen inventando cómo sobrevivir entre velas, plantas y paciencia.
Lo único claro es que la crisis energética no se resuelve con discursos. Mientras no haya soluciones de fondo, esto seguirá siendo un juego de quién aguanta más en la oscuridad.