Yulién Oviedo volvió a prender las redes como solo él sabe. Esta vez, el cantante cubano salió al paso de las críticas que le llovieron tras su participación en un debate sobre el género urbano organizado por el Ministerio de Cultura del régimen. Y como es costumbre, no se anduvo con rodeos.
A través de una historia en Instagram, el exponente de la música urbana defendió su presencia en el evento y arremetió sin filtro contra quienes lo cuestionan. Para él, mucha gente que ahora lo señala fue la misma que miró para otro lado cuando él sí se la jugó.
“¿Saben por qué me resbalan los comentarios de los singaitos en redes?”, soltó con ironía. “El 30 de enero yo me paré en un escenario donde ningún otro artista urbano se va a parar jamás, y desde ahí pedí libertad para los presos políticos”, recordó.
Yulién no se quedó ahí. Se quejó de que, tras ese acto de valentía —según sus palabras—, apenas dos youtubers hablaron del tema, mientras el resto prefirió hacerse los suecos. “Los demás, como son unos singaos, se quedaron callados”, disparó.
Con el pecho inflado, el cantante aseguró que no necesita aprobación de nadie, ni dentro ni fuera de Cuba. “Ahora me vienen a señalar porque me vieron hablando con funcionarios. Pues sí, me reuní, y me reúno con quien me salga de la morronga, porque yo soy uno de los artistas más grandes que ha dado este país”, soltó sin pestañear.
También lanzó un mensaje bien directo a quienes lo juzgan desde la comodidad del extranjero: “Ningún cubano tiene moral para señalarme porque nadie ha hecho ni ping viviendo aquí”. Y remató diciendo que muchos de los que critican ahora intentan “liberar a Cuba desde internet, como si esto fuera un videojuego”.
Sus palabras no pasaron desapercibidas, sobre todo en un momento donde crece el malestar entre los artistas urbanos que se vinculan con instituciones oficiales, justo cuando en la isla se vive una ola de censura, crisis económica y represión política.
Otro que también salió a defenderse fue Yomil Hidalgo, quien dejó claro que en el encuentro se habló «al duro y sin guante», y que sus principios “no son negociables”. Pero, como siempre, las redes no perdonan, y muchos no ven con buenos ojos que figuras del reguetón se sienten en mesas con el poder mientras el pueblo sigue fajado con la libreta y la apagadera.
