El gobierno cubano acaba de anunciar un nuevo «socio tecnológico» para meterse de lleno en el mundo de la Inteligencia Artificial (IA). Nada más y nada menos que con los rusos, que pa’ eso son expertos en algoritmos y en otras cositas más.
Este viernes, en La Habana, Miguel Díaz-Canel y Dimitri Chernyshenko (viceprimer de Rusia) firmaron un acuerdo para crear un laboratorio conjunto de IA, en medio de la XXII Comisión Intergubernamental Cubano-Rusa. Pero, como siempre, los detalles brillan por su ausencia: ni presupuesto, ni ubicación, ni cómo afectará esto al cubano de a pie. Puro misterio, como el final de una telenovela.
Lo más caliente del día:
El laboratorio de IA se suma a otros acuerdos bilaterales en salud, cartografía y tecnología. Pero, como es costumbre, todo se maneja entre cuatro paredes, sin transparencia ni consulta pública. ¿Será que el pueblo no tiene derecho a saber?
IA en Cuba: ¿Con qué luz y con qué wifi?
Mientras el gobierno se llena la boca hablando de tecnología de punta, la realidad cotidiana es otra: apagones que duran horas, internet más lento que un carretón, farmacias vacías y bodegas con menos variedad que un menú de hospital. ¡Ah, pero eso sí, IA pa’lante!
El contraste es tan absurdo que duele. ¿De qué sirve invertir en proyectos futuristas si lo básico ni siquiera funciona? Para muchos, esto solo demuestra lo desconectados que están los de arriba de los problemas reales de la gente.
Tecnología VIP: Solo para elegidos
Estos acuerdos entre gobiernos, sin participación ciudadana ni del sector privado, solo ahondan la brecha digital. Mientras unos pocos navegan con internet de alta velocidad y los últimos dispositivos, la mayoría sigue peleando con teléfonos obsoletos y conexiones que dan pena.
La IA en Cuba, más que un avance real, parece un escaparate diplomático. Otra forma de vender modernidad ante socios internacionales, mientras el ciudadano común sigue haciendo cola para todo: desde el pan hasta el saldo del móvil.