Las autoridades cubanas anunciaron la captura del presunto responsable del brutal asesinato del doctor Alberto Camejo, ocurrido el 20 de marzo en Artemisa. Según un perfil oficialista, el sujeto fue detenido en tiempo récord: apenas 48 horas después del crimen. Pero, como siempre en la isla, los detalles brillan por su ausencia.
El caso ha conmocionado a todo el país. Camejo, un médico de 52 años especializado en Higiene y Epidemiología, fue encontrado sin vida en su casa de Los Naranjos tras un ataque salvaje durante un apagón. Los reportes indican que recibió 22 puñaladas y una paliza brutal. ¿El motivo? Según testigos, los asaltantes buscaban robarle una moto eléctrica que usaba para trabajar y un fajo de billetes de la venta de la casa de su madre.
Aunque al principio las autoridades negaron tener sospechosos, de pronto apareció el anuncio de la detención en Angerona de Cuba, una página afín al gobierno. «En #Caimito la justicia sigue haciendo su trabajo», dice el mensaje, que además pide investigar «los orígenes del hecho». Eso sí, ni nombre ni foto clara del detenido—solo un rostro pixelado, como para cumplir el protocolo. ¿Transparencia? ¡Qué va!
Un crimen que duele, pero no sorprende
El asesinato de Camejo no es un caso aislado. En diciembre del 2023, otro médico, el pediatra Efrén Padrón, fue asesinado en San Cristóbal, Artemisa, apenas días después de regresar de una misión internacional. Según familiares, el crimen quedó en el olvido institucional, a pesar de la ola de violencia que azota al país.
¿Qué está pasando en Cuba? Los profesionales de la salud, que tanto han dado por el pueblo, ahora son víctimas de una inseguridad desbocada. Robos, agresiones y hasta asesinatos por un teléfono o unos pocos pesos se han vuelto pan de cada día. Y mientras, las autoridades hablan de «tranquilidad ciudadana».
¿Justicia rápida o pura propaganda?
Que hayan capturado a un sospechoso en dos días suena bien… pero huele raro. ¿Por qué no dan su nombre? ¿Habrá más implicados? ¿O será otro «chivo expiatorio» para calmar los ánimos? La gente en Caimito sigue con miedo y desconfianza, porque saben que esto no para aquí.
Alberto Camejo era descrito como un hombre íntegro, un médico entregado y un vecino solidario. Su muerte deja un vacío enorme, no solo en su familia, sino en toda una comunidad que ya está harta de tanta violencia.