La noche del lunes en Miramar se tornó caótica cuando un accidente de tránsito sacudió la tranquilidad del elegante barrio habanero. Fue en la conocida intersección de Quinta Avenida y calle 10 donde se armó el corre corre: una furgoneta blanca y un Kia Picanto protagonizaron el siniestro que dejó a varios lesionados. Por suerte, ninguno de los heridos se encuentra en estado grave, según contaron testigos y familiares que no tardaron en soltar la información en redes sociales.
El impacto fue tan violento que el pequeño auto coreano fue a parar contra el muro perimetral de la embajada de Angola en Cuba. Las imágenes que circularon por Facebook hablaban por sí solas: restos esparcidos por toda la vía, la parte delantera de la furgoneta hecha trizas y la policía marcando presencia para acordonar la zona. Los servicios de emergencia llegaron al toque y atendieron a los afectados con rapidez.
Una persona que pasaba por allí no pudo evitar comentar lo duro de la escena. “Pasé a eso de las 8 p.m. y el golpe fue brutal”, escribió. Otros usuarios, con el corazón en la garganta, compartieron que los ocupantes del Kia sufrieron lesiones de consideración, pero nada que pusiera sus vidas en riesgo. “Están golpeados, pero están vivos, que es lo importante”, dijo una familiar de los accidentados, aliviada pero todavía con el susto en el cuerpo.
También se supo que una de las pasajeras del furgón salió lesionada, aunque no hay detalles específicos sobre su estado. El suceso, como era de esperarse, reavivó el debate en redes sobre la imprudencia al volante, un tema que en Cuba ya parece viejo pero sigue tan vigente como el pan de la bodega. “Todo esto pasa por andar manejando como si las calles fueran pistas de carreras. Si cada chofer anduviera con los ojos bien abiertos, muchas desgracias no ocurrirían”, soltó una internauta con total razón.
El tránsito por esa parte de la ciudad quedó paralizado durante horas. Hasta el momento, las autoridades no han soltado prenda sobre lo que realmente provocó el choque. Mientras tanto, los habaneros siguen esperando una versión oficial que aclare el asunto.
Y es que estamos hablando de la famosa Quinta Avenida, esa arteria majestuosa que atraviesa el reparto Miramar como si fuera una pasarela. Con sus árboles, su aire señorial y sus mansiones de otra época, esta vía conecta zonas claves del oeste capitalino y aloja embajadas, oficinas de negocios extranjeros y hasta residencias diplomáticas. Pero detrás de su fachada elegante, la Quinta también carga con un historial negro de accidentes que no deja de crecer.
Solo en el último año ha pasado de todo: desde motoristas que perdieron la vida, hasta choques múltiples, autos volcados, impactos contra postes y hasta colisiones diplomáticas. La combinación de carros a toda velocidad, poca vigilancia policial y un tráfico constante, ha hecho de esta avenida un punto rojo para la seguridad vial en La Habana.
