Horas después de la muerte de su hijo, la cubana Eliannis Ramírez compartió en redes sociales un mensaje que ha estremecido a miles. Las palabras que publicó en su perfil de Facebook no solo son una expresión de dolor, sino un grito desgarrador que nace desde lo más hondo del alma de una madre que lo dio todo por su niño.
Damir Ortiz Ramírez falleció en la madrugada del sábado en el Nicklaus Children’s Hospital de Miami, víctima de una sepsis severa provocada por una bacteria resistente que contrajo en Cuba. Su historia fue seguida con atención y solidaridad por cientos de personas dentro y fuera de la isla, mientras activistas y profesionales de la salud se movilizaron para lograr su traslado urgente a Estados Unidos el pasado 12 de marzo. Llegó en estado crítico, pero con la esperanza intacta. Lamentablemente, el desenlace fue el más triste.
Apenas unas horas después de su partida, Eliannis volcó su dolor en palabras que, por su crudeza y belleza, se han vuelto un testimonio poderoso de lo que significa perder un hijo. Sus frases no son solo una despedida, sino también una ventana a la dimensión emocional de una madre que ahora vive entre el vacío y los recuerdos.
«Cuando una madre ve sin vida a su hijo,» comienza diciendo, «siente cómo la muerte le arranca los sueños, la esperanza, y también parte de ella misma.» Es una imagen brutal y poética a la vez. Para Eliannis, lo que queda es un cuerpo sin ganas de vivir, un alma hecha pedazos, y una rutina marcada por el llanto, la resignación y el amor eterno.
Sus palabras reflejan cómo el tiempo se detiene para quien sufre una pérdida así. El mundo se vuelve gris, los días pesan, y la sonrisa se vuelve un acto forzado. Lo único real es el recuerdo, y ese deseo profundo de volver a ver a su hijo, aunque sea en un sueño. En sus líneas se percibe la angustia de mirar al cielo con la esperanza de encontrarlo, pero también el dolor de saber que ya no está.
«Cuando una madre ve sin vida a su hijo, queda incompleta para el resto de su vida.» Esa frase, que corona su mensaje, resume el golpe emocional que ha marcado para siempre la vida de Eliannis. Ya nada volverá a ser como antes.
Por razones de seguridad y por las denuncias públicas que hizo sobre lo que vivió en Cuba —incluyendo negligencias médicas y trabas institucionales—, Eliannis ha pedido asilo político en Estados Unidos. Sus temores a represalias no son infundados. Pero además de buscar protección, su decisión de quedarse en Miami responde a algo más íntimo: las cenizas de su hijo reposarán allí, en la ciudad donde vivió sus últimos días. Ella quiere permanecer cerca, lo más cerca posible de ese pedazo de vida que se le fue.