Desde la tarde del sábado, la tranquilidad en la playa de Boca de Camarioca, en el municipio matancero de Cárdenas, se vio interrumpida por una angustiante realidad: un niño de apenas ocho años desapareció en el mar. A pesar del esfuerzo ininterrumpido de los rescatistas, hasta el momento no hay noticias oficiales sobre su paradero.
Este domingo, un grupo de 17 buzos profesionales encabezó las labores de rastreo en la zona. Aunque el paisaje del lugar puede parecer paradisíaco, el mar allí tiene fama de traicionero y ha sido escenario de otros incidentes en el pasado.
Búsqueda intensa bajo el sol y la incertidumbre
Según el usuario oficialista «Karlos C. Roble», las Fuerzas de Rescate y Salvamento del MININT no han parado de trabajar desde el momento en que se reportó la desaparición. El niño se encontraba disfrutando del día en la playa junto a su familia, cerca de la famosa zona turística de Varadero, cuando sucedió lo inesperado.
La operación no ha sido solo marítima. En tierra también se han sumado bomberos, policías, vecinos y amistades. Todos con un solo objetivo: encontrar al pequeño. El perfil “Con todos la Victoria” confirmó que la búsqueda continuó incluso durante la noche del sábado, a pesar del cansancio y la oscuridad.
Una tarde de playa que terminó en tragedia
El suceso ocurrió el 5 de abril, en la zona de Villa Los Pinos. El niño, acompañado por su hermano mayor de 20 años y otros familiares, jugaba en la orilla como cualquier niño cubano lo haría en un día de descanso. En un momento de descuido, quedó en el agua con una niña sin supervisión de adultos. Fue entonces cuando se esfumó su rastro.
Todo apunta a que pudo ser arrastrado por una corriente o que cayó en uno de los huecos profundos que caracterizan esa playa. La topografía marina del lugar es complicada, con desniveles que pueden ser trampas mortales para quien no esté alerta.
El menor es del municipio Limonar, y su familia ha compartido el número 56474878, rogando que cualquier información sea reportada de inmediato.
Alerta en redes sociales: belleza peligrosa
El caso ha encendido las redes con mensajes de angustia, solidaridad y advertencia. Decenas de internautas han compartido sus propias experiencias en la playa, coincidiendo en un detalle: no es un sitio para confiarse.
“Esa playa es complicada”; “En el primer paso ya hay un bajón de un metro de profundidad”; “El oleaje arrastra con fuerza y hay huecos hondos”; “Se ve linda, pero es peligrosa”, han comentado algunos usuarios. Otros han recordado que ya varios niños han perdido la vida allí, lo cual vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de mayor señalización y medidas de seguridad en estos espacios.
Un segundo de distracción puede ser fatal
Las palabras de un usuario resumen la tragedia con una crudeza dolorosa: “Un segundo de distracción basta para que ocurra lo impensable”. Es una frase que, aunque corta, refleja el peso de la situación. Nadie está preparado para una pérdida así, y el vacío que deja la incertidumbre es todavía más abrumador.
Mientras tanto, la comunidad sigue de pie, aferrada a la esperanza. El mar sigue siendo buscado, centímetro a centímetro, por quienes no piensan rendirse.
Hasta el cierre de esta nota, no hay noticias oficiales sobre el menor. La espera continúa, y con ella, el deseo profundo de que aparezca con vida.
