La comunidad cubana en Jacksonville está que no cabe en sí tras el brutal asesinato de Yannelis de la Caridad Casales, una joven de 30 años que perdió la vida a manos de quien fuera su pareja. El caso tiene todos los ingredientes de una tragedia anunciada y ha encendido las alarmas sobre la violencia de género en la diáspora cubana.
La madrugada del 30 de marzo se tiñó de sangre en un apartamento de Arlington. Según el informe del Sheriff local, Carlos Yordanis Aldana, de 38 años y recién llegado de Cuba, acabó con la vida de Yannelis dándole 13 puñaladas. Las heridas en sus propias manos delataron su culpabilidad cuando la policía lo encontró en escena.
«Esto no fue un accidente, fue un crimen premeditado», clama Melani Melissa Omo Oshun, amiga de la víctima, en un emotivo llamado a través de Facebook. El video que circula en redes es estremecedor: se escucha al presunto asesino repetir como un mantra «la maté, la maté», mientras los vecinos intentaban socorrer a la joven.
La ironía más cruel es que apenas dos semanas antes, Yannelis había publicado feliz el reencuentro con Aldana en el aeropuerto. Nadie imaginó que ese amor se convertiría en su sentencia de muerte. Los que conocían a la víctima la describen como «un alma buena que solo quería prosperar y ayudar a su familia».
La familia no se queda cruzada de brazos. Han iniciado una campaña para elevar los cargos a asesinato en primer grado y recaudar fondos para repatriar su cuerpo a Cuba. «Ella soñaba con volver a ver su tierra, no podemos permitir que regrese en una urna», expresó un familiar cercano.
Este caso abre heridas profundas en la comunidad migrante. ¿Cómo es posible que un hombre con antecedentes penales en Cuba pudiera cruzar fronteras y convertirse en verdugo? Las preguntas sobran mientras las donaciones para el funeral siguen llegando, demostrando que la solidaridad cubana traspasa fronteras.
La escena que encontraron los policías era dantesca: Yannelis yacía sin vida, mientras Aldana, con heridas sangrantes en una pierna y la mano, deambulaba cerca del lugar. No hubo necesidad de persecución – el sospechoso fue detenido en el acto y trasladado primero al hospital, luego directo a la cárcel del condado de Duval, donde ahora espera su primera audiencia judicial sin derecho a fianza.
Pero aquí viene lo más perturbador: esta no era una relación reciente. Fuentes cercanas revelaron que Yannelis y Carlos llevaban seis años de tóxica relación, iniciada en Cuba pero interrumpida cuando él emigró. En un giro del destino, durante una visita a la isla, Aldana fue arrestado y pasó más de tres años tras las rejas por causas penales pendientes.
¿Cómo terminaron viviendo juntos? Testigos confirman que ambos habían pactado compartir ese mismo apartamento donde finalmente Yannelis recibió 13 puñaladas mortales. Lo más inquietante es que nadie en la familia de la víctima conocía el oscuro pasado del hombre que compartía su techo.