Misael Enamorado Dager, exdirigente del Partido Comunista en Santiago de Cuba y antiguo miembro del Comité Central del PCC, ha regresado a la isla desde Estados Unidos en medio de un escándalo creciente. Su nombre se vio envuelto en una polémica desatada tras su ingreso al país norteamericano mediante el programa de parole humanitario.
El periodista Mario Pentón y el activista Luis Domínguez, de la organización Cuba al Descubierto, fueron los primeros en divulgar la información. Según sus fuentes, Enamorado se había establecido en Houston, Texas, donde reside su hijo, también llamado Misael Enamorado. Sin embargo, su presencia en suelo estadounidense despertó un fuerte rechazo dentro de la comunidad cubana en el exilio, sobre todo cuando su nombre figuró en una lista de presuntos represores del régimen cubano que lograron entrar a EE.UU.
Esa lista, impulsada por activistas y respaldada por figuras políticas como el congresista republicano Carlos Giménez, ha servido de base para exigir la deportación de más de un centenar de exfuncionarios comunistas que buscaron establecerse en el país norteamericano. Dentro de ese grupo, Enamorado era considerado uno de los casos más graves debido a su cercanía con la cúpula del poder en Cuba y su papel clave en la maquinaria ideológica del sistema.
A lo largo de su carrera política, Enamorado ocupó posiciones estratégicas en la dirigencia del PCC en el oriente de Cuba. Se le vio frecuentemente en eventos junto a figuras como Raúl Castro y Ramón Espinosa Martín, defendiendo con vehemencia la lealtad incondicional a la Revolución. En uno de los videos que han resurgido tras la controversia, aparece exigiendo a un grupo de jóvenes graduados que juraran «fidelidad al comunismo», evidenciando su papel en la formación ideológica del sistema.
Pero tras su salida de Cuba en 2023, su situación dio un giro inesperado. Su intento de establecerse en EE.UU. a través de la Ley de Ajuste Cubano parece haberse truncado. Según informó Pentón, ninguno de los miembros de la familia Enamorado logró obtener la residencia permanente (Green Card), posiblemente debido a la presión ejercida por activistas del exilio y denuncias que lo vinculaban con violaciones de derechos humanos.
Mientras en Cuba disfrutaba de privilegios reservados para la elite del régimen, en EE.UU. su presencia generó rechazo inmediato. En redes sociales y medios independientes se divulgaron imágenes satelitales de su residencia en el reparto Tabay, Playa Baracoa, muy cerca de las casas de altos dirigentes como Mariela Castro y del exclusivo hospital CIMEQ, al que solo accede la cúpula del poder. También se identificó una propiedad vinculada a su familia, una casa de renta con piscina conocida como «Casanita», lo que puso en evidencia el nivel de vida que mantenía dentro del sistema cubano.
Para muchos activistas, este caso representa la doble moral de ciertos exfuncionarios del régimen, quienes durante años sostienen un discurso antiestadounidense mientras reprimen al pueblo, pero cuando les conviene, buscan disfrutar de las libertades y comodidades del país que tanto criticaron.
Pentón no dejó espacio para dudas: «Primero viven del pueblo, luego lo abandonan, y cuando no los quieren, regresan a disfrutar de sus privilegios en la dictadura que ayudaron a sostener».
Desde el exilio, se ha celebrado la salida de Enamorado de Estados Unidos como una victoria simbólica, pero también como una advertencia: quienes hayan sido parte del aparato represivo del régimen cubano no pueden esperar refugiarse en EE.UU. como si fueran perseguidos políticos. La presión sobre estas figuras no cesará, y aquellos que en el pasado abusaron del poder, hoy encuentran un camino cada vez más estrecho para escapar de sus acciones.
