La Empresa Eléctrica de La Habana ha decidido contar cada planta eléctrica doméstica en la ciudad, un nuevo movimiento oficial que promete «organizar» la distribución de combustible mientras la crisis energética sigue dejando a media Cuba a oscuras. Desde este lunes, los dueños de generadores tienen una cita obligatoria con la burocracia estatal.
Papeles por aquí, sellos por allá
Para registrar tu planta eléctrica, necesitarás más documentos que para salir del país:
- Carné de identidad (el de siempre)
- ID del cliente eléctrico (ese que aparece en el recibo de la luz)
- Datos técnicos del equipo: marca, potencia, número de serie y tipo de combustible
¿La recompensa? Un comprobante de registro y, siete días después, la posibilidad de entrar en la famosa «cola virtual» a través de la plataforma Ticket. Si todo sale bien (y eso en Cuba es un «si» gigante), podrás comprar 20 litros de gasolina en servicentros designados. Eso sí, olvídate del efectivo: solo pagos electrónicos, aunque nadie sabe exactamente cuáles.
Plantas eléctricas: El negocio que nació de la desesperación
Con apagones que superan el 40% del territorio nacional, no es raro que muchos cubanos hayan buscado alternativas. Desde familias con ayuda de la diáspora hasta cuentapropistas que no pueden permitirse perder un día más de trabajo, los generadores se han convertido en la tabla de salvación.
El gobierno, viendo el boom, autorizó en 2022 la importación de plantas de más de 900 vatios (si vienen en su caja original y con factura, claro). La medida se extendió hasta abril de 2025, pero lo que no han arreglado es el combustible para hacerlas funcionar.
Cuentapropistas entre la espada y la pared
Los negocios privados son los más afectados. Imagina tener un café, una barbería o una paladar y vivir pendiente de cuándo se va la luz. Las plantas son su salvación, pero ahora tendrán que registrarlas, esperar su turno y cruzar los dedos para que no les falte gasolina cuando más la necesiten.
¿Es esto una solución real o solo otro parche? Muchos se preguntan si no sería mejor arreglar el sistema eléctrico en vez de poner a la gente a hacer colas virtuales. Pero, como dice el refrán: «En casa del jabao, hasta el gato camina chueco».
La gran pregunta: ¿Alcanzará la gasolina?
El gobierno promete distribución controlada, pero la realidad es que 20 litros no son nada para quienes dependen de estos equipos. ¿Habrá combustible para todos? ¿O terminará siendo otro «sálvese quien pueda» disfrazado de medida oficial?