En el rincón más oriental de Cuba, Bahía de Boma —una humilde comunidad costera del municipio Baracoa— libra una batalla diaria contra el olvido institucional y las carencias que ya se han vuelto crónicas. Mientras el país promete desarrollo, aquí la luz es un lujo, el camino una pesadilla y el internet un sueño lejano.
Luz prestada y electrodomésticos «de adorno»
Imagina vivir en 2024 con tendidos eléctricos hechos de inventiva popular. En Bahía de Boma, casi 20 familias dependen de postes improvisados y cables que cuelgan como enredaderas peligrosas. El resultado: un voltaje tan bajo que ni siquiera soporta un ventilador y un televisor al mismo tiempo.
«Aquí la nevera es un mueble más. Si la conectas, se va la luz de toda la cuadra», comenta un vecino mientras ajusta un fusible quemado por décima vez en el mes. El delegado Orlis Correa Sánchez lo resume claro: «Esto no es vida, es sobrevivencia».
Un camino que se traga las esperanzas (y la canasta básica)
Si la luz es mala, el acceso a la comunidad es directamente una burla: un camino destrozado que ni siquiera permite el paso estable de los camiones que llevan la libreta de abastecimiento.
«A veces toca descargar los productos en El Jamal y llevarlos a pie o en bestias. ¿Y si llueve? Olvídate, se pierde todo», explica una mujer mientras señala los huecos que han tratado de tapar con tierra y pedazos de ladrillo… porque el asfalto ni se asoma por aquí.
ETECSA: Promesas que nunca llegan
Para rematar, en plena era digital, Bahía de Boma vive en un silencio tecnológico. La comunidad no tiene telefonía fija, ni señal decente de celular, ni mucho menos internet.
«ETECSA dijo que pondría una antena… pero eso fue hace dos años. Aquí seguimos, incomunicados», reclama un joven que debe caminar hasta una loma cercana solo para enviar un mensaje de WhatsApp. Mientras, en La Habana, el gobierno anuncia «nuevos paquetes de datos 4G».
Huracanes, promesas y casas a medio reparar
El huracán Oscar (2024) se llevó techos y paredes, pero lo que más duele es que los materiales para reconstruir nunca llegaron. «Nos dijeron que vendrían tablones, zinc… ¿y? Aquí seguimos, tapando goteras con nylon», cuenta una abuela cuya casa tiene más agujeros que un queso suizo.
¿Dónde está el desarrollo que prometen?
Mientras en Varadero se inauguran nuevos hoteles con wifi ultrarrápido, Bahía de Boma es el vivo ejemplo de las dos Cubas que no se tocan:
- Una, la que se muestra al turista (playas perfectas, resorts con buffet).
- Otra, la real (comunidades donde hasta un foco encendido es un milagro).
Los bomenses no piden lujos… solo lo básico: luz estable, un camino transitable y que ETECSA cumpla al menos una vez.
Para reflexionar
«¿Cómo puede ser que a 10 km de aquí haya hoteles con generadores potentes, y nosotros llevemos 20 años viendo cómo se queman los transformadores?» —pregunta un viejo pescador, mientras arregla su red bajo la luz de una vela**.
¿Cuántas Bahías de Boma más habrá en Cuba? La respuesta, tristemente, la sabemos todos.