El silencio de la madrugada en la Esquina de Toyo se rompió con un estruendo que dejó a medio barrio con el corazón en la mano. Un Buick Roadmaster rojo, de esos que parecen salidos de una película de los años 50, se estampó contra un poste eléctrico frente a la panadería del lugar, dejando varios heridos y una escena digna de pesadilla.
«Lo bajaron inconsciente»: El relato de los testigos
Eran cerca de las 5:00 a.m. cuando el viejo almendrón, con matrícula P 200 814, perdió el control. El copiloto fue el más afectado —lo sacaron del carro inconsciente—, mientras que los otros cuatro ocupantes salieron con raspones y susto. «Por suerte no fue peor», comentó Jennifer Pérez, pareja de uno de los involucrados, aunque se quejó de que tardaron dos horas en llevarlos al hospital.
Pero lo que más indignó a los vecinos fue que, aprovechando el caos, algunos «vivos» se llevaron hasta la gasolina del maletero. «Esto no es falta de comida, es falta de vergüenza», escribió alguien en el grupo de Facebook donde se viralizaron las fotos del choque.
«Vivo justo arriba del susto»
Yisel Padrón, una residente de la zona, contó que el impacto la despertó en seco. «Fue como si hubiera explotado algo. Salí corriendo y vi el carro hecho un acordeón», relató. Aunque todos los ocupantes lograron salir caminando por su propio pie, las imágenes muestran un Buick destrozado, con el frente hecho trizas y vidrios regados por toda la calle.
¿Por qué siguen pasando estas cosas?
Este accidente no es una excepción en Cuba, donde los choques son el pan de cada día. Carros viejos, calles oscuras y conductores que a veces se creen Ayrton Senna son una combinación letal. Y lo peor: muchos de estos almendrones son verdaderas «latas con ruedas» que circulan a fuerza de milagro y resuelto.