El escándalo y los billetes parecen ser el pan de cada día para el cantante cubano Ovi, quien desde su cuenta de Instagram lanzó un desafío que hizo vibrar las redes: «Si Trump quiere deportarme, le compro la Gold Card». La declaración, acompañada de videos donde muestra su lujoso estilo de vida, generó revuelo entre sus seguidores y críticos por igual.
El artista, conocido por sus excesos, se refiere al programa de «Tarjeta Dorada» que ofrece residencia permanente a extranjeros que inviertan cinco millones de dólares en Estados Unidos. Sus palabras no fueron modestas, pero sí efectivas: en cuestión de horas, los comentarios llovieron. Desde admiradores que lo llamaron «el rey del reguetón» hasta quienes dudan que realmente tenga ese dinero disponible.
La ironía es gruesa. Hace menos de un año, Ovi estuvo detenido por ICE y enfrentó rumores de deportación. Ahora, mientras muchos cubanos luchan por regularizar su estatus migratorio, él juega con la idea de comprar su permanencia como si fuera un accesorio más de lujo.
¿Realidad o puro show? Las imágenes de Ovi entre fajos de dólares y carros deportivos alimentan la leyenda, pero también las preguntas. ¿Tendrá realmente los cinco millones? ¿O es otra de sus estrategias para mantenerse en el ojo público? Lo cierto es que, más allá de las especulaciones, su actitud refleja una cruda realidad: el dinero puede cambiar las reglas del juego migratorio.
Trump, por su parte, promocionó esta «Gold Card» como un atajo para inversionistas, pero pocos imaginaron que un cantante cubano la usaría como escudo contra la deportación. El guión parece sacado de una película, pero es la vida real de Ovi, quien sigue acumulando seguidores… y detractores.
Mientras tanto, en las calles de Miami, otros cubanos escuchan su música y se preguntan: ¿Hasta dónde llega el poder del efectivo? Para Ovi, al menos, parece no haber límites.