La vida le cambió el guión… pero no le quitó las ganas de luchar. La historia de @viviginarte en TikTok le ha partido el corazón a medio internet, mostrando cómo pasó de usar estetoscopio en Cuba a manejar limas y esmaltes en México. Su relato es pura realidad cubana: sueños rotos, reinvención y esa fe que no se pierde ni aunque el mundo se ponga patas arriba.
«Este videíto me salió con lágrimas incluidas», confesó la joven al compartir su travesía. Hace cuatro años, se graduó de médica en Cuba y entró a la residencia de ginecología, «la especialidad que más amaba». Pero ahí mismo vino el dilema: «Si la terminaba, me ataba al país». Y como muchas veces pasa en la Isla, tuvo que elegir entre su carrera y su libertad.
De Cuba a Brasil: Cambiando bisturíes por brochas
Con el corazón en la mano, empacó sus sueños y se lanzó al mundo. Su primera parada fue Brasil, donde se reinventó trabajando en un salón de belleza. «No era lo mío, pero era un paso adelante», debe haber pensado mientras aprendía a hacer manicuras, lejos del quirófano donde imaginaba su futuro.
Pero su meta final era EE.UU., así que se fue a México con la ilusión de cruzar la frontera. La vida le dio otro revés: después de pedir la cita en la app CBP One todos los días, el gobierno estadounidense cerró esa opción en enero. «Nunca llegó mi turno», contó con esa resignación que solo entiende quien ha visto esfumarse un sueño.
México le tendió la mano (y el esmalte)
Aunque no llegó a su destino soñado, no se quedó de brazos cruzados. Hoy, pinta uñas en México mientras espera su oportunidad para volver a ejercer como médica. «Gracias, México, por abrirme las puertas», repite en su video, demostrando que la gratitud puede más que la frustración.
Su historia es el reflejo de miles de profesionales cubanos que han tenido que cambiar batas por uniformes de otros oficios, diplomas por visas, y consultorios por salones de belleza. ¿Vale la pena? Para ella, sí. Porque al final, como dice el dicho: «Más vale pájaro en mano que cien volando».
