El presidente de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo Hernández, está estos días en Moscú, donde encabeza la Segunda Sesión de la Comisión de Colaboración entre los parlamentos de Cuba y Rusia. El viaje, más que un simple encuentro diplomático, confirma lo que ya todos saben: La Habana se aferra cada vez más al Kremlin como tabla de salvación en medio de su crisis económica.
«Cooperación estratégica» o dependencia total
En la Duma Estatal, Lazo no escatimó elogios para la alianza bilateral, destacando su importancia para «impulsar la cooperación» entre ambos países. «El objetivo es alcanzar resultados superiores en beneficio de ambos pueblos», dijo, aunque muchos analistas ven más bien un salvavidas económico para Cuba, que sigue sin remesas sólidas, con el turismo en números rojos y una producción interna que no despega.
Antes de la reunión parlamentaria, Lazo se sentó con el canciller ruso, Serguéi Lavrov, quien confirmó lo que ya se rumoreaba: Miguel Díaz-Canel viajará a Moscú en mayo para las celebraciones del Día de la Victoria, invitado por el propio Vladimir Putin. Lavrov no dudó en calificar la visita de Lazo como «un nuevo capítulo en la asociación estratégica» entre ambos gobiernos.
¿Qué gana Cuba? ¿Y Rusia?
Desde que en 2022 Díaz-Canel inaugurara una estatua de Fidel en Moscú, los rusos han ido metiendo más la cuchara en sectores clave de la economía cubana: energía, transporte, agricultura y turismo. A cambio, La Habana ha permitido el uso del rublo en transacciones comerciales, ha evitado criticar la invasión a Ucrania y ha alineado su discurso diplomático con el Kremlin.
Los expertos lo tienen claro: esta «alianza» es en realidad una relación de dependencia, donde Cuba, ahogada financieramente, acepta condiciones que hace años hubiera rechazado. Mientras, Rusia gana un aliado político en Latinoamérica y acceso a sectores estratégicos de la isla.
Díaz-Canel en mayo: ¿Más acuerdos a la vista?
La próxima visita del mandatario cubano a Moscú coincidirá con el 80 aniversario de la victoria sobre el fascismo, un escenario perfecto para fotografías épicas y nuevos acuerdos. Pero más allá del teatro político, lo cierto es que Cuba necesita desesperadamente inyecciones de capital, y Rusia parece dispuesta a darlas… a cambio de algo.
El problema es que, mientras La Habana busca oxígeno en el Este, el pueblo cubano sigue esperando soluciones reales a la escasez, los apagones y la crisis migratoria.