La calle se convirtió en un mercado improvisado, pero lo que se vendía no era precisamente fresco. Decenas de personas fueron grabadas recogiendo cajas de huevos en mal estado en una vía santiaguera, un espectáculo que prendió las redes sociales y encendió las alarmas sanitarias. ¿El motivo? Alimentos que debían ir al basurero terminaron en manos de vecinos desesperados.
El periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada compartió en Facebook el video donde se ve a la gente cargando las cajas como si fueran oro. Según su denuncia, los huevos iban directo al vertedero, transportados por camiones del MININT y las FAR, pero alguien decidió «hacer negocio» y repartirlos. ¡Y claro, el pueblo, con la necesidad al cuello, no lo pensó dos veces!
Alerta roja: brote diarreico en la ciudad
Poco después del escándalo, Mayeta dio otro parte preocupante: un brote diarreico en Santiago, posiblemente ligado al consumo de estos huevos pasados de fecha. Aunque no se confirmaron casos de salmonela (¡por ahora!), varios afectados reportaron síntomas de intoxicación.
El cuento es triste pero cierto: el chofer del camión supuestamente dijo que los huevos eran «para los animales», pero la necesidad hizo que terminaran en puestos callejeros. Barrios como Altamira y el Distrito José Martí se llenaron de vendedores ofreciéndolos a precios bajos (70 pesos, ¡pero al abrirlos, olían a azufre!).
«La comida está dura de conseguir, pero la salud no tiene precio», advirtió Mayeta, pidiendo a la gente que no juegue con su bienestar.
Las redes explotan: indignación, hambre y desesperación
El tema se volvió trending topic en Facebook, con comentarios que van desde la rabia hasta la resignación:
- «¡Esto es inhumano! Con el hambre que hay, y prefieren tirarlos antes que darlos a los niños», escribió una usuaria.
- «Lo vendían barato, pero al abrirlos, ¡hasta los gatos salieron corriendo!», bromeó (o no) otro.
- «El gobierno prefiere ver la comida pudrirse antes que repartirla. ¡Qué dolor!», denunció un internauta.
Y es que esto no es nuevo. En Cuba, la crisis alimentaria ha llevado a la gente a rebuscar en lo impensable: frijoles tirados en la calle, puré de tomate derramado, aceite vegetal escurrido de pipas… Hasta en La Habana, en el 2022, se vio a decenas recogiendo huevos caídos de un camión. La necesidad no entiende de fechas de vencimiento.
Moraleja: el hambre no perdona, pero la salud tampoco
La situación es un reflejo crudo de la crisis, pero también una alerta: comer por desesperación puede costar caro. Mientras las autoridades no den soluciones reales, el pueblo seguirá improvisando, aunque eso signifique jugarse la vida.