El Ministerio de Salud Pública de Cuba (MINSAP) salió al ruedo este viernes en una comparecencia televisada para defender su manejo del caso de Damir Ortiz, el niño que tras una intensa campaña en redes fue trasladado a Miami en estado crítico. Pero lejos de calmar las aguas, el discurso oficial solo avivó más la controversia.
«Fue decisión de la familia», dice el MINSAP
Los funcionarios aseguraron que todas las decisiones médicas se tomaron «por consenso» y que la negativa a realizar una biopsia partió de la madre, no de los médicos. «No es un milagro que el niño esté mejor ahora», declaró un portavoz del hospital, atribuyendo la mejoría al «tratamiento oncológico aplicado correctamente en Cuba».
Pero la versión choca con lo denunciado por activistas y la propia familia: Damir pasó años sin diagnóstico preciso y cuando finalmente logró salir, en estado séptico, los médicos en Miami descubrieron que no tenía leucemia como se le había dicho en la isla, sino una infección bacteriana pulmonar no detectada.
La otra cara de la moneda
Diasniurka Salcedo, activista que ayudó en el traslado, recordó que el MINSAP retrasó por meses la entrega de documentos clave para la visa humanitaria, moviéndose solo cuando el niño ya estaba al borde la muerte. La madre, Yailín Ramírez, anunció una conferencia de prensa para el próximo lunes y no descarta demandar al régimen, manteniendo en reserva el diagnóstico actual de su hijo.
¿Manipulación o explicación?
La comparecencia del MINSAP, transmitida en radio y TV nacional, buscó pintar a sus médicos como «éticos y sensibles», pero muchos cubanos la ven como un intento de lavar imagen. No es el primer caso donde familias deben viralizar dramas médicos para lograr atención o evacuación, evidenciando el colapso del sistema de salud.