La situación en las cárceles cubanas sigue generando controversia. En un caso que ha dejado a muchos en shock, cinco reclusos en la prisión de Ariza, en Cienfuegos, fueron condenados a penas de hasta 15 años adicionales tras ser sorprendidos con difenhidramina, un medicamento comúnmente utilizado para las alergias, pero que en Cuba es tratado como una sustancia controlada.
El juicio que dejó a todos sorprendidos
El proceso judicial estuvo a cargo de la Sala Penal Primera del Tribunal Provincial Popular de Cienfuegos, que llevó a cabo audiencias públicas con la presencia de otros reclusos, familiares de los acusados y oficiales del sistema penitenciario. La condena fue confirmada por el diario oficialista 5 de Septiembre, que dejó en claro la severidad con la que el régimen maneja la posesión de ciertas sustancias en las cárceles.
Los condenados fueron identificados como Rafael Torreinte Sarría, Alfredo Luis Limonte Rodríguez, Yoelsy Correa Garcés, Dany Osmel Salgado Ordóñez y Reina Milian Yane. Todos recibieron sentencias de entre seis y 15 años más de privación de libertad, según lo establecido en el artículo 235.1 del Código Penal cubano.
Más que cárcel: la pérdida de derechos
Además del aumento de sus condenas, los acusados perdieron derechos políticos y civiles, lo que significa que no podrán ocupar cargos de dirección ni salir del país hasta cumplir su condena. Es decir, aunque recuperen la libertad algún día, seguirán marcados por este proceso.
¿Difenhidramina o droga ilícita?
El argumento del régimen para justificar estas duras condenas se basa en la Resolución 25/2022 del Ministerio de Salud Pública, que clasifica la difenhidramina (también conocida como Benadrilina) como una sustancia bajo control. Aunque en otros países este medicamento se vende sin receta, en Cuba su uso sin supervisión médica puede considerarse abuso de sustancias, especialmente dentro de las prisiones, donde los efectos sedantes pueden dar lugar a su uso recreativo.
Cuba y su Código Penal: condenas extremas por sustancias controladas
Este caso no es aislado. El Código Penal cubano es extremadamente severo en lo que respecta a la posesión y tráfico de sustancias controladas. Las condenas pueden llegar hasta 30 años de prisión, cadena perpetua o incluso la pena de muerte en casos considerados graves.
Mientras en otros países este medicamento es de venta libre y utilizado para tratar alergias o el insomnio ocasional, en Cuba puede costarte años de tu vida tras las rejas.
¿Justicia o castigo excesivo?
El caso de estos cinco reclusos ha generado debate dentro y fuera de la isla. ¿Se trata de una medida justa para mantener el orden en las cárceles o es un castigo desproporcionado que refleja el control extremo del régimen?
