Desde que Donald Trump puso un pie en la Casa Blanca, su mensaje fue claro: cortar el flujo migratorio irregular. Para los cubanos, esto se tradujo en una serie de medidas que han complicado, y mucho, el sueño de llegar a Estados Unidos. Al menos tres vuelos de deportación han devuelto migrantes a la Isla, el «parole humanitario» fue revocado y la famosa aplicación CBP ONE para solicitar asilo en la frontera, simplemente, desapareció del mapa.
«Yo tenía mi parole y la esperanza de llegar a Estados Unidos», confesó Naydin Hernández a Reuters. Su plan era reencontrarse con su hija, a la que no ve desde hace cuatro años. Ahora, todo se ha complicado.
El efecto Managua y la estampida migratoria
Desde 2021, cuando Nicaragua abrió sus puertas sin necesidad de visa para los cubanos, el flujo de migrantes hacia Estados Unidos se disparó. Según el economista y demógrafo Juan Carlos Albizu-Campos, «más de un millón de cubanos han abandonado el país desde 2020». El especialista afirma que el fenómeno es tan drástico que solo se ha visto en países en guerra.
El gobierno cubano admite que la población sigue en declive, pero sus cifras parecen muy optimistas en comparación con las que manejan los expertos. Mientras la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) reporta más de 9,7 millones de habitantes en la Isla, estudios independientes sugieren que en realidad solo quedan poco más de 8 millones de cubanos.
El temor a las deportaciones masivas
Los cambios en la política migratoria han encendido las alarmas en la comunidad cubana en EE.UU. Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, más de 700 mil cubanos han llegado al país en los últimos cuatro años. Ahora, con las nuevas restricciones, muchos temen que el flujo se revierta.
«Esa gente salió de Cuba, son cubanos, es lógico que los deporten pa’ca», opinó Mario Caso, residente en La Habana. Pero también reconoce que esto podría empeorar la situación en la Isla: «Aquí hay escasez de productos, cortes de luz y si de pronto llega más gente, se va a poner más difícil la cosa. Muchos de ellos lo vendieron todo: casa, ropa, equipos, vehículos. Virarían con las manos vacías y sin tener siquiera dónde vivir».
La postura del gobierno cubano
Desde La Habana, el discurso es que los acuerdos migratorios con EE.UU. siguen vigentes y que una deportación masiva es poco probable. «No es realista», según el vicecanciller Carlos Fernández de Cossío, quien considera que desarraigar a miles de cubanos que ya hicieron su vida en EE.UU. sería injusto.
Por ahora, las solicitudes de parole están congeladas indefinidamente y el futuro de muchos cubanos sigue en el aire. Mientras tanto, en la Isla y del otro lado del estrecho de la Florida, la incertidumbre pesa cada día un poco más.