El gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel, ha confirmado su participación en las celebraciones del Día de la Victoria en Moscú, tras aceptar la invitación de su homólogo ruso, Vladimir Putin. La noticia fue anunciada por el canciller ruso, Serguéi Lavrov, quien resaltó la intensificación de los vínculos entre ambos países.
“Nos estamos preparando activamente para la visita del presidente de la República de Cuba, compañero Díaz-Canel”, declaró Lavrov en un encuentro con Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba. Según el canciller, las relaciones bilaterales atraviesan un momento de contactos intensos al más alto nivel.
Una relación estratégica en tiempos turbulentos
La visita de Díaz-Canel refuerza el alineamiento político entre La Habana y Moscú, en un contexto global cada vez más inestable. Cuba ha evitado condenar la invasión rusa a Ucrania, manteniendo su respaldo a las posturas del Kremlin en organismos internacionales.
Lavrov también adelantó que en las próximas semanas se celebrará una nueva sesión de la comisión intergubernamental ruso-cubana, con el fin de fortalecer la cooperación en comercio, industria y tecnología. Además, el viceprimer ministro ruso, Dmitri Chernyshenko, visitará Cuba como parte de este dinámico intercambio diplomático.
“Queremos que todos estos contactos culminen en un acuerdo que profundice nuestra asociación estratégica y refuerce nuestra coordinación a nivel internacional”, afirmó Lavrov, según medios rusos.
Rusia aumenta su influencia en la economía cubana
El viaje de Díaz-Canel se suma a una serie de encuentros de alto nivel que han consolidado a Rusia como uno de los principales socios de Cuba. En noviembre de 2022, el gobernante cubano visitó Moscú para inaugurar una estatua de Fidel Castro y reunirse con Putin, sellando la renovación de los lazos históricos entre ambas naciones.
Desde entonces, Rusia ha expandido su presencia en sectores clave de la economía cubana, con inversiones en energía, transporte, agricultura y turismo. Como parte de esta alianza, el gobierno cubano ha otorgado condiciones preferenciales a empresas rusas y ha comenzado a permitir pagos en rublos en algunos sectores.
Expertos señalan que el Kremlin busca consolidar su influencia geopolítica en América Latina, usando a Cuba como un punto estratégico. Por su parte, el régimen cubano intenta diversificar sus alianzas para amortiguar el impacto de la crisis económica y la pérdida de apoyo de Venezuela.
Cooperación o dependencia: El dilema cubano
Aunque el discurso oficial habla de asociación estratégica, muchos analistas consideran que la relación entre Cuba y Rusia es una dependencia disfrazada de cooperación. Con una economía golpeada por la falta de divisas y un turismo en declive, La Habana se ha aferrado a Moscú en busca de un salvavidas financiero.
Además, desde el inicio de la guerra en Ucrania, el régimen cubano ha optado por una postura ambigua, que lo ha puesto en la mira de la comunidad internacional. Mientras tanto, los medios oficiales de la isla evitan abordar los aspectos más críticos de la política exterior rusa, manteniendo una narrativa alineada con el Kremlin.
La próxima visita de Díaz-Canel servirá para reforzar la imagen de unidad entre ambos gobiernos y cerrar nuevos acuerdos, en un momento en que Cuba necesita desesperadamente financiamiento y apoyo político para mantenerse a flote.
El dilema geopolítico: Trump, Putin y el futuro de Cuba
El fortalecimiento de los lazos entre La Habana y Moscú ocurre mientras Donald Trump mantiene una postura ambigua respecto a Rusia. A pesar de sus críticas constantes al régimen cubano y su política de endurecimiento de sanciones, Trump ha mostrado una sorprendente afinidad con Putin, lo que genera contradicciones en la política exterior de Estados Unidos.
Esta situación genera preocupación entre los aliados de Washington en Europa y podría afectar la estrategia de presión contra el gobierno cubano. Para la oposición dentro de la isla, este escenario representa un desafío mayúsculo, ya que podría debilitar la respuesta internacional ante las violaciones de derechos humanos y reforzar el apoyo que Cuba recibe de potencias autoritarias.
Mientras tanto, la relación entre Díaz-Canel y Putin sigue fortaleciéndose, consolidando un eje de cooperación que podría definir el futuro político y económico de la isla en los próximos años.