El doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología, salió al paso este miércoles para desmentir los chismes que corren como pólvora: no existe ninguna nueva variante de COVID-19 en la isla. Eso sí, el virus no se ha ido de vacaciones y sigue circulando con sus conocidas subvariantes de Ómicron.
«Es una nueva variante que no es nueva», aclaró Durán con esa sabiduría que lo caracteriza, refiriéndose a las XBB.1.5 y XBB.1.16, que ya andan por el mundo desde 2023. La buena noticia: aunque son más contagiosas, no son más peligrosas que las anteriores. «No han aumentado la mortalidad», puntualizó el experto durante su comparecencia en la televisión cubana.
¿Qué síntomas traen estas variantes?
Fiebre, malestar general y hasta conjuntivitis son las señales más comunes. Pero tranquilos, las vacunas cubanas (Soberana y Abdala) siguen siendo efectivas contra estas cepas. «Nuestras vacunas no han perdido su poder», aseguró Durán, echando por tierra los mitos sobre su ineficacia.
Eso sí, el virus no ha desaparecido, aunque muchos cubanos vivan como si fuera cosa del pasado. «Ómicron y sus derivadas siguen campando por sus respetos», recordó el epidemiólogo, señalando que la baja vacunación en otros países mantiene vivo al bicho.
Vacunarse: La clave para no retroceder
Durán fue claro: «Todos los años hay que ponerse el refuerzo», especialmente los mayores de 65 años, trabajadores de la salud y grupos vulnerables. En Cuba, los niños desde los dos años ya están protegidos, lo que ha ayudado a mantener altos niveles de inmunización.
Para los viajeros, el consejo es no bajar la guardia: mascarilla en lugares cerrados y ante cualquier síntoma. «El nasobuco sigue siendo necesario», insistió, haciendo un llamado a la responsabilidad: «Si estás enfermo, protégete y protege a los demás».
Mientras, el dengue no da tregua
Aunque el COVID no es la amenaza de antes, el dengue sí está pegando duro. Hospitales saturados, más de 2,500 casos reportados solo en febrero, y regiones como Santiago de Cuba y Las Tunas al borde del colapso.
Un joven en Las Tunas llegó a estado crítico por dengue hemorrágico, evidenciando las carencias del sistema de salud oriental: falta de camas, medicamentos y recursos. Y lo peor: como sus síntomas iniciales se parecen a los del COVID, el diagnóstico se complica.