La lucha por salvar a una gata atropellada en La Habana ha encendido la indignación en redes sociales, luego de que activistas denunciaran que una clínica veterinaria privada se negó a operarla de urgencia, poniendo en riesgo su vida.
Un caso que desató la furia animalista
La protectora de animales Yenney Caballero, reconocida por su labor en Cuba, fue quien sacó a la luz la situación a través de su perfil en Facebook. Según su denuncia, la gata fue llevada el domingo por la noche a la clínica Mascolive tras presentar fiebre y portar fetos sin vida en su vientre, lo que hacía urgente una intervención quirúrgica.
Sin embargo, el personal de la clínica supuestamente se negó a operarla, argumentando que el animal tenía una fractura en una pata, algo que, según la activista, no impedía la cirugía. Como si fuera poco, Caballero denunció que la clínica exigía 20,000 pesos por la operación, una suma exorbitante teniendo en cuenta que se trataba de un animal callejero y que la cirugía solo consistía en extraer los fetos y esterilizar a la gata.
24 horas de incertidumbre y un final agridulce
Tras una jornada llena de desesperación y gestiones, los rescatistas lograron llevar al animal a otra clínica, donde finalmente fue estabilizado y operado con éxito.
«Lo importante es que lo logramos, que lo hicimos en equipo«, expresó Caballero, agradeciendo a todos los que ayudaron en el proceso. También respondió a críticas aclarando que, aunque no se encuentra en La Habana, ha coordinado toda la operación a distancia.
En su publicación, la activista compartió el número de una tarjeta bancaria (9238129976677130) para quienes deseen colaborar con los gastos médicos y el traslado de la gata a un refugio temporal.
Falta de empatía y cuestionamientos éticos
Caballero no se contuvo al expresar su indignación: «Desde ayer la tenían que haber operado, pero no lo hicieron porque no les importó nada. Cero empatía ni valores«.
De hecho, en una publicación anterior, manifestó su intención de protestar frente a la clínica Mascolive y arremetió contra el personal por lo que consideró una falta de profesionalismo y sensibilidad.
«Se pasaron desde ayer. Ella no se va a morir sin ser operada«, escribió, reflejando su frustración por la demora y el trato recibido.
Casos similares que encienden las alarmas
Esta no es la primera vez que un caso de negligencia veterinaria causa revuelo en Cuba. En septiembre de 2024, una perrita murió en La Habana después de que un veterinario estatal se negara a atenderla, a pesar de que la clínica aún estaba abierta. Su dueña, al no recibir ayuda, intentó trasladarla a una clínica privada, pero la mascota falleció en el camino. La indignación no se hizo esperar en redes sociales, donde miles de personas criticaron la insensibilidad de los profesionales involucrados.
En noviembre, otra denuncia sacudió a la comunidad animalista en Santiago de Cuba: un hombre se hacía pasar por veterinario, utilizando el nombre de una clínica reconocida para ofrecer servicios a domicilio sin ninguna acreditación. Ante esto, protectoras de animales advirtieron a la población sobre el peligro de confiar en falsos profesionales.
Una realidad que exige cambios
Mientras en Cuba la atención veterinaria sigue siendo un lujo para muchos, casos como estos dejan en evidencia la urgencia de una regulación más estricta y una mayor conciencia sobre el bienestar animal. El esfuerzo de activistas como Caballero es vital para exponer estas injusticias, pero el problema de fondo sigue sin resolverse.
La pregunta queda en el aire: «Hasta cuándo los animales en Cuba seguirán siendo víctimas del abandono y la indiferencia?»