La crisis energética en Cuba sigue apretando y, como siempre, el pueblo se las ingenia para sobrevivir. La escasez de gas licuado y los apagones interminables han obligado a miles de familias a regresar a métodos casi ancestrales: cocinar con leña y carbón. Este drama, que se vive de punta a cabo en la isla, fue abordado recientemente en el Noticiero de la Televisión Cubana.
El periodista oficialista Abdiel Bermúdez puso sobre la mesa un problema que cada día se siente más: el acceso al carbón se ha vuelto una pesadilla. La baja producción interna y los precios prohibitivos en el mercado informal han llevado a muchos a prender fuego con lo que tengan a mano: puertas viejas, ventanas rotas y hasta pedazos de muebles.
El «oro negro» de la cocina cubana escasea
Según Bermúdez, provincias como Las Tunas, donde antes se producióa una cantidad significativa de carbón, han visto caer su oferta drásticamente. ¿La razón? Falta de combustible para tumbar marabú, escasez de trabajadores y salarios de miseria en las empresas estatales.
La crisis ha disparado los precios en el mercado negro. En La Habana y Villa Clara, un saco de carbón puede costar hasta 3,000 pesos, lo que lo convierte en un lujo fuera del alcance de muchas familias. En Jobabo, Las Tunas, municipio conocido como la «capital del carbón en Cuba», ni en los mercados estatales ni en la calle se encuentra con facilidad, y cuando aparece, el precio es prohibitivo.
El periodista tunero Yaidel Miguel Rodríguez Castro lo dejó claro en sus declaraciones: «Cocinar se está haciendo difícil, pero aún más difícil es encontrar con qué cocinar«.
La leña: una solución con trampa
Ante la crisis, muchas familias han optado por la leña. Pero no es tan fácil como parece. En las ciudades hay restricciones para recoger madera, y conseguirla puede convertirse en otra odisea. Además, la falta de queroseno y diésel ha llevado a muchos a usar plásticos como nylon o poliespuma para encender el fuego, lo que representa un riesgo grave para la salud debido a los humos tóxicos.
¿Soluciones a la vista?
Rodríguez Castro sugirió que una alternativa viable podría ser la implementación de infraestructuras de biogás para la cocina doméstica, pero reconocía que esto requiere una inversión y voluntad política, dos factores que en Cuba parecen escasear tanto como el gas licuado.
Mientras tanto, el gobierno sigue priorizando la exportación de carbón para obtener divisas, dejando a miles de cubanos en la incertidumbre de no saber con qué van a cocinar mañana.
La crisis no da tregua, y las soluciones siguen sin aparecer. Pero si algo ha demostrado el pueblo cubano, es que la creatividad y la resistencia son ingredientes que nunca faltan en su cocina.
