Si hay algo que define a Cuba, es su capacidad para sorprender. Pero no siempre de la mejor manera. En esta ocasión, un recorrido por los campismos abandonados de la isla nos muestra una realidad desgarradora: lo que antes eran lugares de diversión y esparcimiento para los cubanos, hoy son ruinas devoradas por la naturaleza y el olvido. ¿Qué pasó con estos sitios que alguna vez fueron sinónimo de alegría y aventura? Vamos a descubrirlo.
¿Qué eran los campismos?
Para quienes no lo saben, los campismos surgieron en Cuba en los años 80 como una alternativa económica para que los cubanos pudieran disfrutar de unas vacaciones. En esa época, los hoteles estaban reservados casi exclusivamente para turistas extranjeros, y el cubano de a pie no podía acceder a ellos. Los campismos, con sus cabañas rústicas, piscinas y áreas de recreación, se convirtieron en la opción perfecta para las familias y grupos de amigos que querían escapar de la rutina.
Eran baratos, divertidos y, aunque no tenían el lujo de un hotel, ofrecían una experiencia única. “Era toda una aventura venir a un campismo”, recuerda alguien que vivió esa época. Pero hoy, esos lugares que alguna vez resonaron con risas y música, están en completo abandono.
Un viaje al pasado: el campismo Las Cuevas
En este recorrido, nos adentramos en lo que queda del campismo Las Cuevas, un lugar que en su momento fue uno de los más populares. Lo primero que llama la atención es la carretera abandonada que lleva hasta el lugar. Aunque está cubierta de vegetación, todavía se conserva en buen estado, algo raro en Cuba, donde las carreteras suelen estar llenas de baches. “Esta carretera fue abandonada cuando aún era nueva”, comenta el guía del recorrido.
Al llegar al campismo, la escena es desoladora. La piscina, que en su día fue el centro de diversión, ahora es un montón de escombros con un árbol creciendo en medio. Las cabañas, que alguna vez albergaron a familias enteras, están invadidas por la maleza. Y la cafetería, donde los visitantes compraban sus refrescos y snacks, ha sido completamente saqueada. Neveras, cajas registradoras, hasta los cables eléctricos… todo ha desaparecido.
¿Qué pasó aquí?
La pregunta es inevitable: ¿cómo llegaron estos lugares a este estado de abandono? Según se comenta, muchos campismos cerraron debido a la extracción de petróleo en las zonas cercanas. Otros simplemente cayeron en el olvido por falta de mantenimiento y la crisis económica que ha afectado al país durante décadas.
Lo más triste es que estos lugares no solo están abandonados, sino que también se han convertido en refugios para personas en situaciones precarias. “Es posible que hasta vivan personas aquí”, dice el guía mientras señala restos de fogatas y enseres personales. Incluso se especula que podrían ser prófugos de la justicia los que se esconden en estos montes, lejos de miradas indiscretas.
La naturaleza reclama lo suyo
Uno de los aspectos más impactantes de este recorrido es ver cómo la naturaleza ha recuperado su espacio. Árboles y plantas crecen donde antes había piscinas y pistas de baile. Las cabañas están tan cubiertas de vegetación que parecen parte del paisaje. “El campismo está perdido dentro del bosque”, comenta el guía, con una mezcla de nostalgia y asombro.
Un símbolo de lo que fue
A pesar del abandono, todavía quedan algunos vestigios de lo que estos lugares representaron. En una esquina, se encuentra el símbolo de los campismos, una estructura que resiste el paso del tiempo. “Esto vale un billete de dólar”, bromea el guía, refiriéndose a lo que podría valer como pieza de museo. Pero, en realidad, es un recordatorio de lo que alguna vez fue un espacio de alegría y unión para los cubanos.
¿Hay esperanza para los campismos?
Aunque la situación parece desoladora, hay quienes creen que estos lugares podrían ser recuperados. “Parece que se piensa hacer algo aquí”, comenta el guía al ver algunas zonas que han sido limpiadas recientemente. Sin embargo, la tarea no es fácil. Restaurar estos campismos requeriría una inversión significativa y un compromiso real por parte de las autoridades.
Mientras tanto, los campismos abandonados siguen siendo un símbolo de lo que Cuba fue y de lo que podría volver a ser. Para muchos, visitar estos lugares es como viajar en el tiempo, recordando una época en la que, a pesar de las dificultades, siempre había espacio para la diversión y la esperanza.
¿Tú visitaste algún campismo en su época de esplendor? ¿Qué recuerdos tienes de esos lugares? ¡Déjanos tu comentario y comparte esta historia para que más personas conozcan la realidad de los campismos cubanos! 🌴🇨🇺
