Mientras las autoridades cubanas se llenan la boca hablando de sus “éxitos” en la lucha contra el narcotráfico y otros delitos, la realidad en las calles de La Habana parece pintar un cuadro muy diferente. Este sábado, la Empresa Provincial de Transporte denunció en su página de Facebook que uno de sus ómnibus fue apedreado en plena madrugada. Este es el segundo ataque de este tipo en solo tres días, y la situación parece estar lejos de mejorar.
¿Qué pasó exactamente?
Según el reporte oficial, el ómnibus 8475, que cubría la ruta P11, fue apedreado alrededor de las 5:16 de la mañana. El ataque ocurrió cerca de la Terminal Guanabo, y el resultado fue un cristal de ventanilla destrozado. Afortunadamente, no se reportaron heridos, pero el incidente dejó en evidencia la vulnerabilidad del transporte público en la capital.
La empresa aseguró que las autoridades policiales y sus propios directivos están trabajando para esclarecer el hecho. “Es vital para disminuir estos incidentes que afectan la transportación de pasajeros en la capital”, señalaron. Sin embargo, a diferencia de otros casos recientes, no se mencionó la captura de los responsables, lo que sugiere que los culpables siguen sueltos.
Una tendencia preocupante
Este no es un hecho aislado. Solo esta semana, otro ómnibus, el 5229 de la ruta 23, fue apedreado en el parque de la calle Fábrica. En ese caso, gracias a la colaboración de la población y la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), se logró capturar a varios de los implicados. Pero, ¿qué pasa cuando no hay testigos o la policía no actúa a tiempo?
La situación es aún más grave si miramos hacia atrás. En abril de 2024, la misma empresa denunció el apedreamiento de tres ómnibus en un solo día, algunos de ellos vinculados a riñas tumultuarias y agresiones a choferes. Y no son solo las guaguas las que sufren: los trenes también han sido blanco de estos ataques. En mayo de 2024, el tren que cubre la ruta La Habana-Holguín fue apedreado cerca de Santa Clara, rompiendo una ventanilla. Y en octubre del mismo año, el convoy de la ruta La Habana-Bayamo sufrió un ataque similar a la salida de la estación de Jobabo, en Las Tunas.
¿Por qué está pasando esto?
Los motivos detrás de estos ataques son variados. Algunos los atribuyen a la frustración y el descontento social, mientras que otros apuntan a actos de vandalismo sin más. Lo cierto es que estos incidentes están agravando la ya crítica situación del transporte público en La Habana.
El transporte público: al borde del colapso
Los números no mienten. En marzo de 2024, más de la mitad de los ómnibus que deberían estar circulando en La Habana estaban parados. De los 561 equipos que debían prestar servicio, 309 estaban inactivos. Las causas principales son la sobreexplotación de los vehículos, la falta de combustible y, cada vez más, estos apedreamientos que dañan aún más el ya mermado parque automotor.