Mientras en Cuba la gente hace malabares para conseguir comida, medicinas y hasta un jabón, el primer ministro Manuel Marrero y su esposa se están dando la gran vida en el Hilton Brazzaville Les Tours Jumelles Hotel & Residences, un hotel de lujo en la capital de la República del Congo. ¿Ironía o simple desconexión? La imagen de Marrero disfrutando de piscinas, gimnasios y vistas espectaculares al río Congo ha encendido las redes y dejado a más de uno con la boca abierta.
El Hilton Brazzaville no es cualquier cosa. Este hotel de 5 estrellas ofrece todo lo que te puedas imaginar: habitaciones con aire acondicionado, neveras, televisores y hasta vistas al mar. Además, tiene un restaurante giratorio en el piso 30, perfecto para disfrutar de una cena con panorámicas que quitan el hipo. ¿Un lugar ideal para relajarse? Sin duda. ¿El mejor escenario para un primer ministro de un país en crisis? Eso ya es otra historia.
La polémica está servida. Mientras Marrero y su esposa se hospedan en este paraíso de lujo, en Cuba la gente hace colas interminables para comprar productos básicos. La crisis económica no da tregua, y ver a un alto funcionario disfrutando de semejantes comodidades ha generado un tsunami de críticas. «¿Y esto es el socialismo?», se preguntan muchos en las redes. La disparidad entre el estilo de vida de las élites y la realidad del pueblo cubano no pasa desapercibida.
Pero, ¿qué hace Marrero en el Congo? Oficialmente, está allí para fortalecer los lazos entre Cuba y el Congo. Durante su visita, participará en ceremonias protocolarias, homenajes al expresidente Marien Ngouabi y reuniones bilaterales para discutir cooperación económica y educativa. Cuba y el Congo tienen una larga historia de colaboración, especialmente en áreas como la salud y la educación. De hecho, muchos médicos congoleños se han formado gracias a la ayuda cubana. Sin embargo, la imagen de lujo que rodea esta visita opaca cualquier discurso de solidaridad.
La presencia de la esposa de Marrero también ha llamado la atención. No es común que las parejas de los altos funcionarios cubanos acompañen en viajes oficiales, algo que sí ha cambiado con el gobierno de Miguel Díaz-Canel. Su esposa, Lis Cuesta, se ha convertido en una figura recurrente en eventos internacionales, a pesar de no tener un cargo oficial. ¿Una nueva moda en la élite cubana? Parece que sí.
Este viaje es solo un ejemplo más de la brecha que separa a los líderes cubanos de su pueblo. Mientras la mayoría de los cubanos luchan por sobrevivir en medio de la escasez y la inflación, las élites disfrutan de privilegios que muchos ni siquiera pueden soñar. La percepción de desigualdad crece, y con ella, el descontento popular.
¿Qué dirá Marrero a su regreso? Difícil saberlo, pero lo que está claro es que esta estancia de lujo en el Congo no ha pasado desapercibida. En un país donde la austeridad es la norma para la mayoría, estas imágenes de opulencia resuenan como un golpe bajo. Y mientras tanto, el pueblo cubano sigue esperando soluciones, no fotos desde hoteles de lujo. ¿Prioridades? Parece que cada quien tiene las suyas.
