El campeón olímpico Erislandy Álvarez, uno de los grandes nombres del boxeo cubano, no se mordió la lengua para expresar su indignación. Tras ganar la única medalla de oro para Cuba en los Juegos Olímpicos de París 2024, el pugilista recibió un «premio» que, lejos de ser un reconocimiento, se convirtió en un dolor de cabeza: un Hyundai Grand i10 en pésimas condiciones.
¿Qué pasó con el carro?
Álvarez no tardó en ventilar su frustración en redes sociales. *«Para qué me etiquetan en esa entrega si lo que me dieron fue una mierd, que lo único que sirve es el motor»**, escribió el boxeador, quien además reveló que en solo dos semanas ha tenido que invertir cerca de 5.000 dólares para intentar arreglar el vehículo. «Ya le he echado casi 5 mil dólares y lo que le falta», agregó, dejando claro que el carro dista mucho de estar en condiciones mínimamente seguras.
La crítica no se hizo esperar
Aunque el boxeador eliminó la publicación poco después, sus palabras ya habían corrido como pólvora. Medios especializados como Swing Completo replicaron sus declaraciones, poniendo el foco en lo que Álvarez considera una falta de respeto hacia los atletas que representan a Cuba en el escenario internacional. «Cuando publiquen, publiquen algo bueno que tenga respeto, esto no tiene respeto», dijo el campeón, quien también contó que «me explotó una goma, gracias a Dios no me pasó nada».
Un premio que no era nuevo
El Hyundai Grand i10 entregado a Álvarez no era un vehículo nuevo, sino una unidad retirada de la renta del turismo. Este tipo de carros fue destinado a varios deportistas destacados, entrenadores y exatletas en un acto celebrado en el Coliseo de la Ciudad Deportiva de La Habana, donde el régimen intentó reconocer la «entrega y fidelidad» de los atletas. Sin embargo, para Álvarez, este gesto quedó muy lejos de ser un verdadero reconocimiento.
La realidad detrás del oro olímpico
La situación de Erislandy Álvarez pone en evidencia una realidad incómoda: incluso los atletas que logran medallas de oro para Cuba enfrentan precariedades y falta de apoyo por parte de las autoridades deportivas. Su victoria en París 2024 fue una de las pocas alegrías para el deporte cubano, pero ahora su logro parece empañado por la desatención y la falta de recursos adecuados.