Mientras los cubanos lidian con una crisis de transporte cada vez más aguda, marcada por la escasez de combustible, piezas de repuesto y financiamiento, Miguel Díaz-Canel se mueve con total comodidad en un convoy de vehículos de alta gama, rodeado por un equipo de seguridad que no escatima en recursos.
Un video publicado en redes sociales por el internauta Alexander Cárdenas dejó en evidencia una vez más el contraste entre la realidad del país y los privilegios de su gobernante. En las imágenes se pueden ver al menos tres camionetas BMW y otro vehículo de gran tamaño, además de un grupo de aproximadamente ocho escoltas encargados de garantizar que nada ni nadie se acerque demasiado al dirigente.
¿Proximidad con el pueblo? Solo en la narrativa oficial
Cada vez que Díaz-Canel realiza un recorrido por los municipios cubanos, el guion parece estar escrito de antemano. Llega con su séquito, baja del auto, saluda de manera apresurada a algunos ciudadanos y, en cuestión de segundos, vuelve a resguardarse en su lujoso vehículo. Todo esto, por supuesto, bajo la atenta vigilancia de sus agentes de seguridad, quienes se colocan estratégicamente para impedir cualquier acercamiento espontáneo.
Este patrón se ha repetido en múltiples visitas a diferentes localidades. El contacto con el pueblo es mínimo y estrictamente controlado, limitando cualquier oportunidad de diálogo genuino con los ciudadanos. En más de una ocasión, se ha visto cómo los oficiales se interponen entre Díaz-Canel y aquellos que intentan filmarlo o simplemente saludarlo.
Un despliegue que contradice la narrativa oficial
El régimen insiste en proyectar la imagen de un gobernante cercano y preocupado por la gente, pero los hechos cuentan otra historia. Mientras el pueblo se enfrenta a interminables colas para conseguir transporte o combustible, Díaz-Canel se mueve en autos de lujo con un equipo de seguridad que lo blinda de cualquier contacto real con la población.
Lejos de generar confianza, estos operativos dejan en evidencia la desconexión entre el liderazgo cubano y la realidad que viven los ciudadanos. En un país donde la movilidad es un desafío diario, la escena del gobernante rodeado de autos modernos y escoltas no hace más que subrayar la desigualdad y la falta de respuestas concretas a los problemas del pueblo.
Así, cada video que circula en redes sociales refuerza la misma idea: Díaz-Canel puede hablar de cercanía, pero en la práctica, mantiene una distancia bien custodiada.