El gobierno de Donald Trump está barajando una medida que podría cambiar las reglas del juego para los ciudadanos de Cuba y Venezuela. Según fuentes cercanas al plan, se está considerando una prohibición total de entrada a Estados Unidos, sin importar si buscan asilo, tratamiento médico o simplemente una nueva oportunidad.
¿Qué significa esto? Básicamente, ningún nacional de estos países, sin importar dónde residan, podría pisar suelo estadounidense. Ni abuelitos, ni enfermos, ni disidentes políticos. Así lo informó El Nuevo Herald, que consultó a fuentes cercanas a la administración.
El cerebro detrás de la idea sería Stephen Miller, el exasesor de Trump conocido por sus políticas migratorias duras. La medida afectaría incluso a cubanos y venezolanos que viven en terceros países y no tienen otra nacionalidad.
Lo más preocupante es que no habría excepciones. Ni para Damir Ortiz, el niño cubano de 10 años con leucemia que recibió tratamiento en Miami, ni para Martha Beatriz Roque, la opositora política que también logró ayuda médica en EE.UU. ¿Qué pasará con casos como estos en el futuro?
Esta política se enmarca en una orden ejecutiva que busca suspender la entrada de ciudadanos de países considerados “deficientes” en controles migratorios. Aunque versiones anteriores incluían exenciones, esta vez podrían eliminarlas por completo.
¿Y los políticos de Florida? Ahí está el detalle. Congresistas republicanos como Mario Díaz-Balart, María Elvira Salazar y Carlos Giménez podrían enfrentar presión de sus electores, ya que la comunidad cubana y venezolana en el sur de Florida se vería directamente afectada.
Aunque Florida es un bastión republicano, los analistas advierten que esta medida podría influir en las próximas elecciones. ¿Será un tiro por la culata?
Por otro lado, abogados y exfiscales ya están sonando las alarmas. David Weinstein, exfiscal de Miami-Dade, señaló que la prohibición podría ser impugnada judicialmente, ya que afectaría injustamente a familias y violaría derechos fundamentales.
El secretismo también está generando ruido. Congresistas como Salazar y Giménez han admitido que no han sido informados sobre los detalles del plan. ¿Qué están ocultando?
Además, esta medida podría poner en jaque los Acuerdos Migratorios entre EE.UU. y Cuba, vigentes desde 1984, y complicar la cooperación con otros países del Caribe que han ayudado a recibir migrantes indocumentados.
Mientras tanto, la comunidad se organiza. Grupos de derechos humanos y organizaciones cubanoamericanas y venezolanas ya están movilizándose en contra de la medida, argumentando que va en contra del apoyo histórico que EE.UU. ha brindado a quienes huyen de regímenes autoritarios.