La popular zona comercial de La Cuevita, en La Habana, volvió a ser escenario de un hecho violento este martes, cuando una presunta estafa terminó en una golpiza a plena luz del día. La denuncia salió a la luz gracias a Solanchs De la Caridad, quien compartió imágenes del suceso en redes sociales.
“Pensé que lo iban a matar”
En el video publicado por la joven, se ve claramente cómo varios hombres le caen encima a otro, mientras los curiosos miran sin intervenir. Según explicó en los comentarios, todo comenzó con una supuesta estafa, aunque no dio detalles exactos sobre lo ocurrido.
“Pensaba que en verdad lo iban a matar”, escribió De la Caridad en Facebook, aclarando que decidió grabar la escena para evidenciar la violencia y la falta de justicia en la sociedad cubana.
El miedo a intervenir
La joven explicó que, aunque algunos puedan criticarla por no intervenir, prefirió no arriesgarse. “Tengo un niño de cuatro años y no me voy a meter en un problema así”, comentó, agregando que muchas veces estos videos sirven para identificar a los agresores.
En los comentarios del post, las opiniones se dividieron. Algunos aseguraron que el hombre golpeado era un estafador y que lo tenían «fichado» por engañar a la gente. Otros dijeron que se trataba de un carterista que había robado a dos ancianas.
Pero también hubo quienes se indignaron al ver cómo dos jóvenes le entraban a golpes a un hombre mayor, independientemente de si era culpable o no.
La Cuevita: tierra de nadie
Este hecho vuelve a poner en evidencia el deterioro social y el aumento de la violencia en Cuba, donde la gente denuncia estos problemas mientras la policía brilla por su ausencia o llega tarde.
El mercado de La Cuevita, en San Miguel del Padrón, se ha convertido en un caos total, donde operativos policiales, estafas y broncas son el pan de cada día. Mientras tanto, el gobierno sigue sin poder (o querer) poner orden en un lugar donde el mercado negro es el que manda.
El caso más reciente de violencia en la zona ocurrió en diciembre de 2024, cuando un inspector apuñaló a un vendedor ambulante en medio de una discusión. Pero esto no es nada nuevo: en noviembre de 2022, un operativo policial terminó con más de 50 revendedores detenidos en un intento fallido por controlar la venta ilegal de productos básicos.
Las estafas, otro cuento de nunca acabar
En La Cuevita no solo se pelea, también se engaña. En marzo de 2023, una mujer denunció que compró lo que creía que era aceite de cocina, pero cuando llegó a su casa y abrió el frasco, se encontró con agua con vinagre.
Estos timos son el resultado de la desesperación y la falta de opciones. Con las tiendas estatales casi vacías, los cubanos no tienen más remedio que lanzarse al mercado informal, donde los precios son un abuso y los estafadores acechan a los más vulnerables.
¿Y el gobierno? Bien, gracias
A pesar de los intentos del gobierno por «maquillar» la situación, como la remodelación de 2019 que prometía convertir La Cuevita en un espacio más organizado, la realidad es que el descontrol sigue igual o peor.
Medicamentos que desaparecen de las farmacias reaparecen en los pasillos de La Cuevita, a precios de locura. Los productos básicos van y vienen según la oferta clandestina, y la policía, en vez de solucionar el problema, solo logra espantar a los vendedores por un rato, hasta que vuelven a aparecer.
Mientras las autoridades culpan al mercado informal, la verdad es que La Cuevita no es más que el reflejo de un país donde el desabastecimiento y la crisis han dejado a la gente a la deriva. Aquí sobrevive el que tenga dinero o el que sepa moverse en la ley de la jungla.
