En un mundo donde muchos artistas cubanos han decidido emigrar en busca de nuevas oportunidades, Yomil Hidalgo se ha convertido en una excepción. El veterano del género urbano cubano ha decidido quedarse en la isla, y en una reciente entrevista con el D’Robles Podcast, compartió sus razones. “Cuando uno se va de Cuba, gana en muchas cosas, pero pierde otras. Y cuando uno se queda, pasa lo mismo. Es recíproco”, dijo el artista con esa sinceridad que lo caracteriza.
¿Por qué no se fue Yomil?
Yomil confesó que durante el gobierno de Barack Obama sintió que “era el respirón que se necesitaba”. La apertura entre Cuba y Estados Unidos le hizo creer que podría construir su carrera primero en su tierra. “Pensé que era el momento de quedarme y crecer aquí”, explicó. Sin embargo, no todo fue por razones profesionales. El reguetonero también habló de algo más personal: la soledad.
“No me hallo viviendo en otro país, teniendo una vida solitaria y con presión”, admitió Yomil. “Aquí tengo una vida asequible, media-alta, pero en otro país para lograr eso tendría que trabajar el triple. Y lo que más me afecta es estar lejos de los míos”, agregó. Para él, las amistades y el sentido de pertenencia a su país pesan más que cualquier comodidad material.
Un patriota con sueños
Yomil no solo se queda por sus amigos, sino también por una profunda conexión con su tierra. “Soy un patriota que sueña con ver a Cuba renacer, como cuando termina una guerra y hay que reconstruir todo desde cero”, dijo con convicción. El artista cree firmemente en la posibilidad de un futuro mejor para su país, y esa esperanza lo ha mantenido firme en su decisión de no emigrar.
El precio del tiempo
Aunque Yomil mantiene una actitud positiva, es consciente de que hay algo que no se recupera: el tiempo. En estos años, ha visto a muchas personas cercanas pasar trabajo en Cuba y, finalmente, tomar la difícil decisión de emigrar. “Me ha tocado despedirlos, deseándoles que les vaya mejor fuera”, confesó. A pesar de eso, él sigue apostando por su tierra.
Una convicción inquebrantable
Para Yomil, la esperanza de un Cuba mejor se ha convertido en una especie de obsesión. “Me he empecinado en eso”, dijo con una sonrisa. Su fe en el futuro de la isla es tan fuerte que prefiere quedarse y ser parte de ese cambio, aunque eso signifique enfrentar desafíos y sacrificios.