Este domingo, el régimen cubano anunció la instalación de una turbina para bombear agua a varios poblados de Río Cauto, en Granma, una medida que llega tras días de protestas ciudadanas y una grave escasez que ha dejado a más de 14,000 residentes sin acceso al vital líquido.
Según una nota publicada en Facebook por el Gobierno Municipal de Río Cauto, este «esfuerzo mancomunado» ha permitido restablecer el suministro de agua después de una rotura que afectó a las comunidades de Cayamas, Río y Batey. La instalación de la turbina fue realizada por la UEB Acueducto, Ferro Azúcar, la Empresa Azucarera Grito de Yara y la Mipyme Morequín, quienes trabajaron «a paso agigantado» para resolver el problema en poco más de una semana.
«Sin este esfuerzo, la puesta en marcha de la turbina habría demorado tres meses», destacó el régimen, intentando mostrar eficiencia en medio de una crisis que incluye apagones y falta de recursos. Sin embargo, muchos ven esta medida como una respuesta tardía a las protestas del viernes, cuando los vecinos salieron a las calles para exigir la liberación de Mayelín Carrasco Álvarez, una madre de tres hijos detenida por denunciar la escasez extrema y el hambre en su comunidad.
Las protestas, en las que los manifestantes corearon «Libertad para Mayelín» y mostraron carteles en su apoyo, fueron una muestra del descontento popular ante la falta de alimentos y recursos básicos. Mayelín, de 47 años, había denunciado públicamente la ausencia de leche, huevos y otros productos esenciales, así como la crisis generalizada que afecta a la Isla.
El gobierno intentó apaciguar los ánimos organizando una pequeña feria agropecuaria el sábado, donde se vendieron plátanos, arroz, chícharos y harina de maíz. Sin embargo, muchos residentes ven estas acciones como un intento de chantaje para silenciar las demandas populares.
En un comunicado, el Gobierno de Río Cauto intentó desacreditar a Mayelín, asegurando que le habían ofrecido soluciones a su situación, incluyendo una vivienda «temporal» de tabla y zinc. Pero para los vecinos, estas promesas no son más que parches temporales que no resuelven los problemas de fondo.
La noche del viernes, tras las protestas, el gobierno publicó imágenes de calles vacías en Río Cauto, afirmando que «la paz y la tranquilidad son el reflejo de nuestra fortaleza como pueblo». Sin embargo, las caceroladas y consignas de los manifestantes dejaron claro que la paciencia del pueblo tiene límites.