Este domingo, el régimen cubano soltó una bomba: la provincia de Camagüey se ha convertido en un punto caliente para el tráfico de marihuana, hachís y cocaína. Según el diario oficialista Adelante, la ciudad cabecera es el epicentro de este negocio ilícito, y además, sirve como «trampolín» para llevar las drogas hacia La Habana.
El reporte del Departamento Técnico de Investigación (DTI) del Ministerio del Interior no se anda con chiquitas. Reveló que el tráfico y consumo de drogas se concentra en ocho consejos populares de Camagüey, así como en los municipios de Florida y Guáimaro. Pero eso no es todo: también hay un mercado negro de psicofármacos, como el Tramadol y la Carbamacepina, muchos de ellos importados.
¿Lo más preocupante?
El consumo de drogas está aumentando entre los jóvenes, y los precios de estas sustancias van por las nubes. El hospital pediátrico Eduardo Agramonte Piña ha atendido a menores intoxicados, algunos en estado grave, por culpa de estas sustancias. ¡Y pensar que hablamos de chicos menores de 18 años!
Camagüey no solo es un punto de venta, sino también un puente. Según las autoridades, las drogas llegan desde provincias como Las Tunas, Granma y Santiago de Cuba, y luego se dirigen hacia la capital. Las redes sociales son la herramienta favorita de los traficantes, quienes las usan para evadir a la policía y cerrar tratos bajo la mesa.
Aunque el gobierno asegura que está «enfrentando» el problema, reconoce que no ha logrado contener la venta de fármacos con fines de drogadicción. «La mayoría de los medicamentos son importados, y eso dificulta el control», admitieron. Vamos, un reconocimiento tácito de que la cosa está fea.
El primer ministro, Manuel Marrero Cruz, ha declarado una «guerra» contra el narcotráfico, prometiendo tolerancia cero hacia las drogas. «Las sustancias sintéticas entran al país con nuevos métodos y técnicas», dijo, subrayando que este fenómeno afecta la seguridad nacional.
¿La solución propuesta?
Crear el Observatorio Nacional de Drogas (OND), una institución bajo el mando del Ministerio de Justicia. Su misión: vigilar y monitorear el consumo y distribución de drogas en la isla. Además, implementarán un Sistema de Alerta Temprana para identificar nuevas sustancias psicoactivas y reducir los riesgos asociados.