En medio de una crisis eléctrica que tiene a los matanceros pasando más de 12 horas sin luz, el gobierno cubano ha decidido darle un «apagón» a las preocupaciones del pueblo y encender, en su lugar, los grupos electrógenos para los medios oficialistas. Sí, como lo oyes: mientras la gente suda la gota gorda sin electricidad, la radio y la televisión gubernamentales siguen al aire.
La periodista Odalys Oriol Miranda Suárez, conocida por su cercanía al régimen, anunció en redes sociales que este «apoyo» fue posible gracias al Partido Comunista, el Gobierno y la Empresa de Grupos Electrógenos. Pero, ¿de qué sirve tanta fanfarria si el pueblo sigue a oscuras?
El telecentro local TV Yumurí, afectado por los cortes de luz, celebró la noticia en su página de Facebook. Según publicaron, las transmisiones se reanudarán este lunes gracias al donativo de los grupos electrógenos. «Ante la situación electroenergética, trabajamos en soluciones para retomar las transmisiones en los horarios habituales», explicaron.
Aunque los funcionarios se llenan la boca hablando de «cobertura periodística» y «esfuerzos conjuntos», los matanceros no se tragan el cuento. «¿Y ese gasto innecesario? ¿A quién le llega esa programación si no hay luz?», cuestionó un usuario en redes. Otros fueron más directos: «Para qué tanta radio y televisión si aquí en Matanzas nunca hay corriente. Mejor se hubieran ahorrado el esfuerzo».
Mientras tanto, el pueblo sigue en la lucha. Según la Unión Eléctrica (UNE), Cuba amaneció este sábado con un déficit de 338 MW, y se espera que la cifra aumente a 850 MW para el mediodía. En el horario pico, el déficit podría superar los 1,500 MW, dejando a miles de hogares en la más absoluta oscuridad.
Las termoeléctricas del país están en crisis. La CTE Nuevitas y la CTE Felton, por ejemplo, tienen unidades fuera de servicio por averías recurrentes. Y ni hablar de las 47 centrales de generación distribuida que están inactivas por falta de combustible.
¿La prioridad del régimen? Mantener su maquinaria de propaganda funcionando, aunque eso signifique dejar al pueblo en la sombra. Mientras los matanceros buscan cómo sobrevivir sin electricidad, el gobierno sigue invirtiendo en medios que, según muchos, ya nadie ve ni escucha.