En medio de una crisis energética que tiene a los cubanos sudando la gota gorda, Venezuela ha vuelto a tenderle una mano a su aliado caribeño. Según datos de la agencia Reuters, los envíos de crudo y combustible desde el país sudamericano a Cuba dieron un salto considerable en febrero, alcanzando unos 42,000 barriles por día (bpd).
¿Y qué pasó con las medidas de Donald Trump? Parece que, lejos de frenar el flujo, lo aceleraron. En octubre, Venezuela enviaba a Cuba unos 28,000 bpd, cifra que subió a 38,000 en noviembre. Pero febrero marcó un récord, consolidando el apoyo energético que Caracas le brinda a La Habana.
La incertidumbre generada por la decisión de Trump de poner fin a una licencia clave para Chevron, que permitía a la petrolera operar y exportar crudo desde Venezuela, parece haber sido el detonante. Desde que Chevron obtuvo esa licencia a finales de 2022, la producción y exportación de petróleo venezolano habían crecido, pero el anuncio de Trump le dio un giro inesperado al asunto.
«No necesitamos el petróleo venezolano», dijo Trump, dando un plazo de 30 días a Chevron para terminar sus operaciones en el país. Sin embargo, Venezuela no se quedó de brazos cruzados. En febrero, PDVSA y sus socios exportaron un promedio de 934,465 bpd de crudo y combustibles, con China como principal destino (503,000 bpd), seguido de Estados Unidos (239,000 bpd), Europa (69,200 bpd) e India (68,000 bpd).
Además del crudo, Venezuela también envió 315,000 toneladas métricas de subproductos petroleros y petroquímicos, como metanol y urea. Aunque esta cifra es menor a las 360,000 toneladas de enero, sigue siendo un aporte significativo.
¿Qué significa esto para Cuba? En medio de apagones y una crisis energética que no da tregua, ese crudo venezolano es como un salvavidas en medio del mar. Aunque algunos podrían cuestionar la dependencia de la isla de su aliado político, lo cierto es que, por ahora, Venezuela sigue siendo el «mejor amigo» energético de Cuba.