En el corazón del bulevar de La Habana, entre el bullicio de la ciudad y la indiferencia de muchos, una anciana de 88 años sigue luchando por sobrevivir. Su única fuente de ingresos es la venta de chupa chups y refrescos, un reflejo de la dura realidad que enfrentan muchos ancianos en Cuba, abandonados a su suerte y sin una pensión digna que les garantice un retiro tranquilo.
Su historia ha conmovido a miles de personas luego de que dos jóvenes, conocidos en redes como Los Fuera de Rosca y ExoticJewelry702, compartieran un video en Instagram donde conversan con ella y le ofrecen ayuda. La abuela, que vive con su nieto y pasa horas en la calle tratando de vender lo que puede, confiesa que en un buen día logra vender hasta 20 refrescos. Sin embargo, no siempre puede conseguir mercancía y, cuando lo hace, tiene que vender cada producto a 50 pesos para sacar alguna ganancia.
Pero la situación de esta anciana no es solo económica, también enfrenta la inseguridad que golpea a muchos cubanos. Con tristeza, contó cómo le robaron su televisor, la cajita, los mandos y hasta un aparato de presión que su hijo le había comprado nuevo. Aun así, su espíritu sigue firme y su determinación por seguir adelante es inquebrantable.
«Yo con el comunismo no vivo»
Lo que más impactó a quienes vieron el video fue la valentía con la que la anciana expresó su opinión sobre la situación en Cuba. Sin miedo, lanzó un mensaje claro y contundente: «Nací en 1936, el 16 de noviembre. Viví cuando Grau, cuando Prío y cuando Batista, pero yo con el comunismo… Si me quieren llevar presa que me lleven, si me quieren matar, que me maten, yo con el comunismo no vivo».
Además, comparó la Cuba de antes con la actual, recordando que antes de 1959 los pobres “eran felices” y que con solo un peso se podía almorzar y cenar. Con resignación, mostró su ropa desgastada y grande para su cuerpo, dejando claro que ni siquiera puede alimentarse bien: «No engordo ni una salá libra, cojones», dijo con su característico sentido del humor, aunque la realidad que esconde su comentario es desgarradora.
Un gesto de solidaridad en medio de la crisis
Los jóvenes que grabaron su historia no quisieron irse sin ayudarla. Decidieron regalarle 1,000 pesos para que al menos ese día pudiera descansar. Aunque al principio la abuela dudó en aceptar el dinero, ellos insistieron en que lo tomara. «Ya hoy se puede ir para la casa tranquila a descansar, que mañana será otro día», le dijeron con cariño.
Este emotivo momento es solo una muestra de la dura realidad que enfrentan muchos ancianos en Cuba. Después de toda una vida de trabajo, en lugar de disfrutar de un retiro digno, deben buscar cómo sobrevivir en las calles, enfrentando la escasez, el abandono y la desesperanza. Mientras el gobierno ignora sus necesidades, son las redes de solidaridad entre cubanos las que, aunque no solucionan el problema de raíz, al menos logran aliviar un poco el sufrimiento de quienes más lo necesitan.
¿Hasta cuándo tendrán que seguir luchando los ancianos en Cuba para sobrevivir? La respuesta sigue en el aire, pero lo que está claro es que historias como esta deben ser contadas, porque detrás de cada venta de chupa chups hay una vida llena de sacrificios y resiliencia.
