En medio de una crisis alimentaria que no da tregua, el gobierno cubano ha decidido tomar cartas en el asunto. Este viernes, el Ministerio de Finanzas y Precios (MFP) anunció la imposición de precios máximos para el arroz y los frijoles, dos productos básicos en la dieta de los cubanos. La medida, establecida mediante el Acuerdo 10093, busca contener la inflación galopante y aliviar el bolsillo de las familias, pero ¿será suficiente?
¿Qué dice la nueva normativa?
Según la Gaceta Oficial No. 7 (extraordinaria), publicada este 7 de marzo, los precios máximos para el arroz y los frijoles de producción nacional quedan fijados de la siguiente manera:
- Arroz: 155 pesos por libra en ventas minoristas.
- Frijol común (con entrega de insumos): 196 pesos por libra.
- Frijol común (sin entrega de insumos): 285 pesos por libra.
En cuanto al precio de acopio por tonelada, el arroz para consumo se establece en 239,000 pesos, mientras que el frijol común con entrega de insumos costará 304,360 pesos y sin entrega de insumos, 435,000 pesos.
El MFP aclaró que estos son topes máximos, lo que significa que, si las condiciones lo permiten, los precios podrían ser menores en algunas zonas del país. Además, el gobierno insiste en que los gobiernos locales jugarán un papel clave en la fijación de tarifas, involucrando a todos los actores económicos.
¿Por qué ahora?
La medida llega en un momento crítico. En los últimos días, el precio del arroz en el mercado informal ha alcanzado los 300 pesos por libra en varias provincias, duplicando el tope fijado por el gobierno. En mercados de La Habana, Santa Clara y Mayabeque, el arroz importado de países como Brasil, Uruguay e India supera los 350 pesos por libra.
Ante esta situación, el Ministerio del Comercio Interior anunció la llegada de un buque con arroz al puerto de La Habana, destinado a cubrir los retrasos en la distribución de la canasta familiar normada. Sin embargo, este cargamento solo aliviará parcialmente la demanda acumulada en los últimos meses.
¿Qué dice la gente?
En las redes sociales, los cubanos no han tardado en expresar su escepticismo. Muchos denuncian que los precios máximos no se cumplen en la realidad y que el mercado negro sigue siendo la única opción para acceder a estos productos básicos. “¿De qué sirve poner un precio máximo si no hay arroz en las tiendas?”, preguntó un usuario en Facebook.
Expertos también advierten que el control de precios podría generar más desabastecimiento, ya que muchos productores y comerciantes prefieren retirar los productos del mercado antes que venderlos por debajo de sus costos.