Si hay algo que define a los cubanos es su capacidad para inventar en tiempos de crisis. Y parece que Gerardo Hernández Nordelo, el coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), quiere sacar provecho de esa inventiva. En su más reciente publicación en Facebook, el exespía elogió a Omar, un tunero de El Cornito, quien ha convertido su patio en una granja de peces para enfrentar la escasez de alimentos.
“Cuando se habló de criar peces en los patios, muchos se rieron. Pero Omar sabe que el que ríe último, ríe mejor”, escribió Hernández, acompañando su mensaje con fotos del improvisado estanque. La idea, según él, es un ejemplo de resistencia y creatividad ante la crisis que tiene a Cuba en jaque.
Pero, como era de esperar, la publicación no pasó desapercibida. “¿Y por qué no mejor reconstruyen la Marina de Pesca Cubana como antes?”, comentó un usuario, refiriéndose a los tiempos en que el pescado no era un lujo reservado para el mercado negro. Otro, desde Estados Unidos, no pudo evitar la ironía: “Aquí compro salmón en la tienda, sin tener que criar nada. ¡Pobre pueblo!”.
La polémica no es nueva. Hernández lleva tiempo promoviendo iniciativas como esta. En febrero de 2024, felicitó a una familia en Arroyo Naranjo por su huerto de hortalizas y a una abuela en La Lisa que cultiva especias y malanga en su balcón del cuarto piso. Para el exespía, estas historias son ejemplos de “ser creativos para resistir”, pero para muchos cubanos, son solo parches ante un problema que requiere soluciones de fondo.
¿Autosuficiencia o desesperación?
Desde que asumió la dirección de los CDR, Hernández ha insistido en que los cubanos “cultiven su pedacito”. Durante la pandemia, lanzó la idea de que si cada CDR sembraba una calabaza, se producirían 138,000 calabazas adicionales en el país. También ha promovido la cría de animales y el cultivo en azoteas y parcelas como formas de autoabastecimiento.
Pero, ¿es esto realmente una solución o simplemente un reflejo del colapso del sistema productivo cubano? Para muchos, estas iniciativas no son más que parches temporales en un país donde el Estado debería garantizar el acceso a alimentos básicos. “Esto no es resistencia, es supervivencia”, comentó un usuario en redes sociales.
La campaña “Cultiva tu pedacito” ha generado fuertes críticas. Mientras Hernández la presenta como una estrategia de resistencia, muchos cubanos la ven como una evidencia más del fracaso del sistema. “No es normal que tengamos que convertir nuestros patios en granjas para comer”, escribió otro internauta.
¿Qué hay detrás de esta estrategia?
Para algunos, estas iniciativas son una forma de lavarle la cara al gobierno, presentando la precariedad como un acto heroico. Para otros, son simplemente una manera de distraer la atención de los problemas estructurales que han llevado a Cuba a esta crisis alimentaria.
Lo cierto es que, mientras el régimen promueve estas “soluciones caseras”, la gente sigue buscando formas de llevar el pan a la mesa. Omar y su estanque de peces son solo un ejemplo de cómo los cubanos se las ingenian para sobrevivir en un país donde la escasez es el pan de cada día.