En Camagüey, un ciudadano fue sorprendido con las manos en la masa—o mejor dicho, en el guano—extraído de una cueva de murciélagos sin permiso alguno. Este acto no solo viola las leyes ambientales, sino que también pone en riesgo la salud del infractor y el equilibrio ecológico de la zona. Jorge Álvarez Álvarez, director de la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental (ORSA), fue quien dio la voz de alerta en la red social X, confirmando que el individuo fue multado según lo establecido.
¿Por qué arriesgarse tanto? El guano de murciélago, ese “oro negro” natural, es un fertilizante muy cotizado por su alto contenido de nitrógeno, fósforo y potasio. Incluso se ha usado para fabricar pólvora. Pero, ojo, manipularlo sin protección puede causar enfermedades respiratorias graves, como la histoplasmosis, provocada por esporas de hongos presentes en los excrementos. Además, la extracción descontrolada afecta a las colonias de murciélagos, esenciales para el ecosistema.
La crisis económica: el motor detrás de la desesperación
Este caso no es más que la punta del iceberg de una realidad que golpea a Cuba. Con una economía en picada, los cubanos han tenido que agudizar el ingenio para sobrevivir. Desde vender cabello hasta cocinar en la calle, las alternativas son tan creativas como desesperadas.
En Santiago de Cuba, por ejemplo, un moño de pelo puede costar hasta 300,000 pesos cubanos. Sí, leíste bien: ¡300,000 pesos! Muchas personas, especialmente mujeres, han decidido cortar y vender su melena para cubrir gastos básicos o emergencias familiares. ¿Quién diría que el cabello se convertiría en una moneda de cambio?
Y si de comida hablamos, en las calles santiagueras ahora resuena el pregón de un hombre que vende potaje de chícharos calentito. Con los apagones y la falta de gas, esta opción se ha vuelto una solución rápida para quienes no pueden cocinar en casa. La imagen es surrealista, pero refleja la crudeza de los tiempos que corren.
Los más pequeños también ponen el hombro
La crisis no discrimina por edad. En La Habana, dos hermanitos han sido vistos vendiendo caramelos para ayudar a su abuela. Su sueño es comprar una bicicleta que les facilite el camino a la escuela. Esta escena, que se repite en todo el país, es un recordatorio de que el trabajo infantil, aunque negado oficialmente, es una triste realidad en la isla.
Minería ilegal: otro frente de batalla
Pero no todo es venta de cabello o potaje callejero. La minería furtiva sigue siendo un problema grave en provincias como Las Tunas. La extracción ilegal de oro no solo pone en peligro a quienes la practican, sino que también causa daños ambientales irreparables debido al uso de químicos tóxicos. A pesar de los operativos de las autoridades, la falta de oportunidades laborales sigue empujando a muchos a arriesgarse en estas actividades.
Resiliencia en tiempos de crisis
Estas historias, aunque duras, muestran la capacidad de los cubanos para reinventarse ante la adversidad. La crisis económica ha llevado a la población a explorar formas de subsistencia que antes parecían impensables. Desde el guano de murciélago hasta las melenas vendidas, cada acción es un grito de supervivencia en un contexto donde la inflación y la escasez no dan tregua.
¿Hasta dónde llegará la inventiva cubana? Solo el tiempo lo dirá. Mientras tanto, estas prácticas, aunque ingeniosas, son un recordatorio de que la crisis sigue golpeando fuerte y que, para muchos, el día a día es una batalla por sobrevivir.