¡Qué tremendo lío en El Vedado, asere! Parece que las calles de esta zona de La Habana están que arden, y no precisamente por el calor. Dos accidentes de tránsito han puesto a todo el mundo a hablar, y aquí te contamos los detalles con ese toque cubano que tanto nos gusta.
Accidente en Línea y A: Moscovich vs. Moto
Según me cuentan (y ojo, esto no me consta, así que tómalo con un poquito de sal), un Moscovich blanco se saltó una señal de pare en la calle A y, al incorporarse a la calle Línea, chocó de frente con una moto. El impacto fue tan fuerte que la moto terminó en la acera como si fuera un juguete roto.
Lo más preocupante es que se desconoce el estado de la persona que iba en la moto. ¿Estará bien? ¿Habrá sufrido heridas graves? Por ahora, solo nos queda esperar a que los peritos den su veredicto y aclaruen qué pasó exactamente.
Esto nos lleva a una reflexión: los accidentes de tránsito están en aumento, y casi siempre las causas son las mismas: imprudencias y falta de atención. ¿Cuándo aprenderemos, compay?
Accidente en 23 y G: Ómnibus vs. Auto Diplomático
Pero el drama no termina ahí. Ahora mismo, en la céntrica intersección de 23 y G, justo frente al Restaurante Castillo de Jagua, un ómnibus de la ruta P9 (el número 533, para ser exactos) chocó con un auto diplomático.
Afortunadamente, nadie resultó herido. Ni los tripulantes del ómnibus, ni los pasajeros, ni los transeúntes, ni los ocupantes del auto. ¡Gracias a Dios por eso! Pero las imágenes hablan por sí solas: el semáforo no tenía electricidad, así que la cosa estaba como dice el refrán: “Paloma voló, pichón al garete”.
¿Qué está pasando en las calles de El Vedado?
Estos dos accidentes son solo la punta del iceberg. La falta de señalización, los semáforos que no funcionan y la imprudencia de algunos conductores están convirtiendo las calles de La Habana en una especie de pista de obstáculos.
Y mientras tanto, los accidentes siguen en aumento, dejando a más de uno con el corazón en la mano. ¿Qué hace falta para que esto cambie? ¿Más controles? ¿Mayor conciencia al volante? ¿O simplemente un poquito más de cuidado?