La comida en Cuba sigue siendo un problema, y no solo por los altos precios o la escasez. Ahora el desafío es que lo que logres comprar no esté en mal estado. Esta vez, la denuncia vino del actor y activista cubano Daniel Triana Rubio, más conocido en redes como Danielito Tri Tri, quien no se guardó nada y soltó su frustración en Facebook sobre la pésima calidad de los productos que se venden en la isla.
«Uno compra algo y es un milagro si no está en mal estado»
En su publicación, Triana compartió su experiencia con los kioscos privados (mipymes), afirmando que últimamente, comprar cualquier galleta, sorbeto o chocolate es una apuesta arriesgada.
«Todo rancio, socato, vencido. La harina del pan sabe a saco», expresó.
Su comentario refleja el sentir de muchos cubanos que cada día tienen que enfrentarse a la lotería de la comida: ¿estará en buen estado o terminará en la basura?
Huevos podridos y jugos con sabor químico
Pero la cosa no termina ahí. Triana también mencionó que los jugos que se venden en estos kioscos son pura química y aditivos y que incluso los huevos que compró venían echados a perder.
«Me dicen que puede deberse a que es mercancía que se pasa mucho tiempo varada en el puerto antes de que se le dé entrada», cuestionó.
Si esto es cierto, ¿qué tanto tiempo llevan esos alimentos en contenedores antes de llegar a la mesa de los cubanos?
No hay opciones sanas: o procesado o nada
Otro punto que resaltó en su queja fue la falta de opciones saludables.
«Si uno está en la calle y quiere merendar algo sano, hay que ir a un agro o comprarse un maní que puede estar malo también. Están importando veneno», lamentó.
En Cuba, comer saludable se ha convertido en un lujo inaccesible. Si quieres un jugo natural o un pan con algún relleno fresco, simplemente no hay opciones.
La reacción de los cubanos: «Mejor aguantamos hasta la casa»
Las palabras de Triana resonaron entre los cubanos, quienes no tardaron en comentar su experiencia. Entre las respuestas, el crítico de cine Frank Eduardo Padrón Nodarse recomendó «aguantar hasta llegar a casa», una señal de que muchos han optado por evitar comer fuera por miedo a enfermarse.
Otros comentarios coincidían en que ya no se puede confiar en la calidad de los alimentos que se venden en la calle, ni siquiera en las mipymes, que en teoría deberían ofrecer mejores productos que el sector estatal.
Casos recientes confirman la crisis alimentaria
Lo que dijo Triana no es un caso aislado. En los últimos meses, varias denuncias han evidenciado la crisis de calidad en los alimentos:
- La heladería Coppelia sigue sin mejorar a pesar de su reapertura, con pocos sabores y un servicio deficiente.
- El arroz normado de la bodega estaba infestado de gorgojos, según la denuncia de una madre cubana, lo que sugiere que los productos pasan demasiado tiempo almacenados en reservas militares antes de ser vendidos.
- El pan normado en Santiago de Cuba llegó con mala textura, partes quemadas y un sabor extraño, lo que llevó a los ciudadanos a quejarse en redes sociales sobre la calidad de la harina usada.
¿Mipymes en la mira? El gobierno también las ataca
Curiosamente, mientras los cubanos critican la mala calidad de los alimentos, la televisión oficial ha intensificado sus ataques contra las mipymes.
En un reportaje reciente, la vocera Talía González aseguró que «los productos de primera necesidad en moneda nacional están en manos del sector no estatal y no cumplen con los precios establecidos».
El reportaje se centró en criticar los «precios abusivos» de las mipymes, pero ignoró completamente que las tiendas en dólares del Estado imponen precios aún más altos.
Mientras tanto, la comida sigue siendo un problema sin solución
Las denuncias sobre la baja calidad de los alimentos en Cuba han generado una preocupación creciente entre la población, que cada día tiene menos opciones para alimentarse bien.
Mientras el gobierno ataca a las mipymes por los precios, sigue impulsando la dolarización de la economía con tiendas en MLC, donde solo pueden comprar los que reciben dólares del exterior.
En resumen, los cubanos se enfrentan a tres problemas:
- Alimentos en mal estado o de pésima calidad.
- Precios altísimos, tanto en el sector privado como en el estatal.
- Falta de opciones saludables y accesibles para el pueblo.
La pregunta es, ¿cuánto más podrá aguantar la gente en esta situación?