El Instituto Cubano de la Música (ICM) emitió un comunicado oficial tras la muerte del reconocido cantante y director de orquesta Paulo Fernández Gallo, conocido como Paulito FG, quien falleció este 1 de marzo en un accidente de tránsito en La Habana. En la nota, la institución lamenta su pérdida y resalta su impacto en la cultura nacional, aunque el mensaje también refleja la narrativa oficial del gobierno cubano en torno a sus figuras artísticas.
¿Qué dijo el ICM?
El ICM describió a Paulito FG como “uno de los más genuinos y versátiles exponentes” de la Música Popular Bailable en la isla. “Triunfó por más de tres décadas en Cuba y brilló en múltiples escenarios internacionales, poniendo en alto el nombre de su patria”, señala el comunicado. Además, la institución destacó que el artista “fue leal al cariño que le prodigó su pueblo y a los valores de la cultura y la Revolución cubanas”.
Esta última afirmación ha generado críticas, ya que algunos consideran que el ICM está instrumentalizando la figura de Paulito FG para alinearla con el discurso político del Estado. “Es triste ver cómo intentan apropiarse de su legado para fines propagandísticos”, comentó un usuario en redes sociales.
El legado de Paulito FG
Paulito FG, cuya carrera incluyó su participación en grupos como Los Yakos, Galaxia, la orquesta de Adalberto Álvarez, Dan Den y Opus 13, antes de fundar su propia banda, “Paulo FG y su Élite”, dejó una huella imborrable en la música cubana. Su proyecto “Sonando en Cuba” fue una de las plataformas más visibles para promover nuevos talentos en la isla, un esfuerzo que el ICM resalta en su mensaje de condolencias.
¿Doble estándar del ICM?
A pesar del tono elogioso del comunicado, el reconocimiento del ICM a Paulito FG contrasta con la postura de la misma institución hacia otros músicos cubanos que han optado por desarrollar sus carreras fuera de la isla o que han expresado críticas al sistema. Mientras algunos artistas han sido ignorados o incluso censurados, en el caso de Paulito FG, su muerte ha sido una oportunidad para que la narrativa oficial lo incorpore como un exponente de la cultura alineado con el discurso estatal.