Este miércoles, miles de personas se congregaron en la Plaza de la Revolución Mariana Grajales Coello, en Guantánamo, en un acto organizado por el régimen cubano para manifestar su rechazo a las políticas de Estados Unidos hacia la isla. El evento, denominado Tribuna Antimperialista, sirvió para reafirmar el “compromiso revolucionario” con la “defensa de la soberanía nacional” y para criticar la presencia de la base naval estadounidense en la Bahía de Guantánamo.
Este tipo de actos forma parte de una estrategia política más amplia, en la que el régimen cubano ha revivido las tribunas abiertas como un mecanismo de movilización y propaganda. El objetivo es reforzar el discurso oficial y generar cohesión entre sus seguidores, especialmente en momentos de crisis económica y tensiones internacionales.
La Enmienda Platt y la base naval: Un reclamo histórico
Durante la jornada, se recordó la firma de la Enmienda Platt hace 122 años, un acuerdo que permitió la instalación de la base naval estadounidense en Caimanera. Los oradores exigieron la devolución de ese territorio, calificando la presencia estadounidense como una “ocupación ilegal”. Sin embargo, este reclamo no se ha traducido en acciones concretas en el plano legal o diplomático, sino que se utiliza como un recurso retórico para movilizar a la población.
La base naval de Guantánamo es un símbolo de injerencia extranjera para el régimen cubano, y su existencia se ha convertido en un recordatorio constante de las luchas pendientes. Además, durante el acto se denunció el “bloqueo económico” (embargo) impuesto por Estados Unidos, así como la inclusión de Cuba en la lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo, calificando estas acciones de “infundadas y manipuladoras”.
La migración y la base naval: Un nuevo frente de tensión
La movilización también respondió a la reciente decisión del gobierno estadounidense de trasladar a 30,000 migrantes considerados delincuentes peligrosos a la base naval de Guantánamo. Según la cancillería cubana, esta medida podría generar riesgos e inestabilidad en la región, lo que ha sido utilizado por el régimen para justificar su retórica antimperialista.
Autoridades partidistas enfatizaron la importancia de la unidad nacional, evocando eventos históricos como el alzamiento en la finca La Confianza y el desembarco por Duaba de Antonio Maceo. Tras horas de actos y discursos, los movilizados aplaudieron la llegada del gobernante Miguel Díaz-Canel, quien aprovechó la ocasión para reforzar el mensaje de resistencia y soberanía.
Contexto histórico: La base naval de Guantánamo
La presencia estadounidense en la Bahía de Guantánamo se remonta a 1903, cuando, tras la Guerra Hispano-Estadounidense, Cuba y Estados Unidos firmaron un acuerdo que otorgaba a EE.UU. el arrendamiento de la bahía para establecer una estación naval y carbonera. Este acuerdo, conocido como el Tratado Cubano-Estadounidense, fue firmado por el entonces presidente cubano Tomás Estrada Palma y su homólogo estadounidense Theodore Roosevelt.
Aunque Cuba mantenía la “soberanía definitiva” sobre el territorio, Estados Unidos ejercía “jurisdicción y control completos” sobre el área arrendada. Sin embargo, este acuerdo se produjo en un contexto de intervención militar estadounidense en Cuba y bajo la imposición de la Enmienda Platt, que condicionaba la soberanía cubana y permitía la intervención de EE.UU. en los asuntos internos de la isla.
Desde el triunfo de la revolución cubana en 1959, el régimen ha considerado la presencia de la base como una ocupación ilegal y ha exigido su devolución. No obstante, hasta la fecha no se han emprendido acciones legales o militares concretas para revertir esta situación, limitándose a denuncias y actos simbólicos como la reciente Tribuna Antimperialista.