En medio de la peor crisis económica que enfrenta Cuba y con un turismo en declive, el régimen ha inaugurado oficialmente el Iberostar Selection La Habana, un hotel cinco estrellas que se convierte en el más alto y moderno del país. Operado por la cadena hotelera mallorquina Iberostar, el conocido Hotel Torre K-23 es un polémico rascacielos de 42 pisos y 500 habitaciones, ubicado en la calle 23 del Vedado, una de las arterias más icónicas de La Habana.
“¡La espera ha terminado! Iberostar Selection La Habana abre sus puertas para disfrutar impresionantes vistas de la ciudad”, anunció la cadena en Facebook. El hotel, con un diseño temático inspirado en el cine, cuenta con espacios nombrados en honor a películas icónicas, como el restaurante «Taxi Driver», el lobby bar «La Dolce Vita», y el restaurante buffet «Fresa y Chocolate», según reportó Travel Trade Caribbean. En la terraza del piso 32, el espacio «Habana Selfies» ofrece vistas panorámicas de la ciudad, mientras que el Sky Bar «Habana Blues», en la cima del edificio, promete una experiencia única con vistas inéditas del Vedado.
Lujo y sostenibilidad: ¿Una contradicción en Cuba?
El hotel también cuenta con parqueo, gimnasio, spa, peluquería, galería de tiendas, banco y sala polivalente, además de 594 habitaciones libres de plástico de un solo uso, según informó la compañía. Iberostar apuesta por un turismo «sostenible y responsable», afirmaciones que contrastan con la precariedad en que vive la población cubana, que enfrenta escasez de alimentos, medicinas y servicios básicos.
Con esta inauguración, Iberostar refuerza su presencia en el segmento urbano en Cuba, donde, según datos recientes de la cadena, una de cada cinco de sus habitaciones se encuentra en entornos citadinos. En La Habana, la cadena ya opera el Iberostar Grand Packard, el Iberostar Selection Parque Central y el Iberostar Marqués de la Torre, mientras que en Trinidad administra el Iberostar Grand Trinidad, un hotel boutique de 40 habitaciones frente al Parque Céspedes.
Turismo vs. Realidad: ¿Prioridades invertidas?
Mientras el régimen sigue priorizando la construcción de hoteles de lujo, la crisis económica golpea con más fuerza a la población. A pesar de que el turismo sigue sin recuperarse y los niveles de ocupación hotelera están muy por debajo de lo proyectado, la infraestructura hotelera continúa expandiéndose. Los cubanos, por su parte, enfrentan escasez de alimentos, medicinas y servicios básicos, lo que ha generado una ola de críticas en redes sociales.
Antes de la apertura del hotel, algunas agencias de viajes ya habían promocionado los precios de las habitaciones, que varían según el tipo, las vistas panorámicas y la modalidad de hospedaje elegida. Online Tours mostró opciones de reserva que van desde 147 euros por noche en una habitación doble con desayuno incluido, hasta 325 euros por noche en una suite con pensión completa. El Hotel Torre K-23 cuenta con más de 500 habitaciones distribuidas en sus 40 plantas, incluyendo suite horizons, junior suite y habitaciones para ejecutivos.
Polémica y críticas: ¿Un lujo innecesario?
La construcción del Hotel Torre K-23 ha estado envuelta en polémica desde el inicio. Muchos lo calificaron como una ofensa al pueblo cubano, dadas las marcadas carencias que enfrenta el país. Comentarios en redes sociales señalan que el costo de construcción, estimado entre 226 y 565 millones de dólares, podría haberse destinado a resolver problemas críticos como los apagones, la reparación de hospitales o la construcción de viviendas.
La inauguración de este hotel refleja la desesperación del régimen cubano por captar divisas a toda costa. Durante el reciente balance anual del Ministerio del Turismo en 2024, el primer ministro Manuel Marrero Cruz reconoció abiertamente: “Lo que necesitamos son divisas.” Estas declaraciones evidencian el intento del gobierno de reactivar el turismo como principal motor de la economía, pese al desplome del sector y la crisis que golpea al país.