El Periódico Girón, medio oficialista cubano, ha publicado un fotorreportaje titulado «El fuego improvisado y un plato de comida frío», que retrata las duras realidades que enfrentan los cubanos para cocinar en medio de la profunda crisis energética que afecta al país. A través de imágenes captadas por el fotógrafo Raúl Navarro, el reportaje muestra cómo la falta de electricidad y la escasez de gas licuado han obligado a las familias a recurrir a métodos rudimentarios, como fogatas de leña o el uso de carbón, para preparar sus alimentos.
El texto describe escenas cotidianas en las que los ciudadanos cocinan a la intemperie, iluminados por luces improvisadas y rodeados de utensilios precarios. «Sin energía que ponga a funcionar ollas de presión y fogones de inducción, toca echar mano al gas; mas, todos no poseen contrato de este», reconoce el reportaje. Las imágenes muestran manos cubiertas de hollín, fogatas improvisadas y familias luchando por mantener una rutina básica en medio de condiciones que muchos han calificado como «medievales».
Cambios en las dinámicas familiares
La crisis energética no solo ha afectado la forma en que los cubanos cocinan, sino que también ha alterado las dinámicas familiares. El reportaje destaca cómo la falta de electricidad ha obligado a muchos a cambiar sus horarios: «Pondrás el arroz tarde en la noche cuando te toque tus dos horas de luz o elaborarás el plato fuerte de tres jornadas consecutivas u orarás porque no se eche a perder en un refrigerador que sin potencia es un escaparate de hojalata».
El texto intenta resaltar la creatividad del pueblo cubano para enfrentar las adversidades, citando: «Si Prometeo no le hubiera robado el fuego a los dioses, nosotros lo hubiéramos inventado». Sin embargo, esta narrativa ha generado una ola de críticas en redes sociales, donde muchos usuarios han acusado al medio de intentar «embellecer» una situación desesperante en lugar de cuestionar las políticas gubernamentales que han llevado al país a esta crisis.
Reacciones en redes sociales
Las críticas no se han hecho esperar. En plataformas como Facebook y Twitter, los cubanos han expresado su indignación ante lo que perciben como un intento de romantizar la precariedad. Comentarios como «Aroma de carne al carbón dice, qué falta de respeto» o «La crisis es tan grande que en vez de seres humanos normales nos tienen viviendo como locos en este país» reflejan el descontento generalizado.
Otros usuarios han compartido su dolor y frustración: «Cuba da deseos de llorar, se le aprieta el pecho a uno al pensar en esta cruda realidad que nos ha tocado vivir». También se ha destacado el impacto en la salud de la población, con mensajes como: «Estamos viviendo tiempos de terror. El desasosiego, el desespero, el estrés que nos sube la glucosa en sangre a los que la padecemos y sin medicamentos».
El carbón, un lujo inalcanzable
La crisis energética ha disparado los precios del carbón, convirtiéndolo en un recurso inalcanzable para muchas familias. En provincias como Holguín, un saco de carbón puede llegar a costar hasta 1,400 pesos, un precio prohibitivo para la mayoría de los cubanos. Esta situación ha agravado aún más las condiciones de vida, dejando a muchas personas sin alternativas para cocinar.
Historias que conmueven
El reportaje llega poco después de que el mismo medio intentara romantizar los apagones en otro artículo, donde afirmaban que estos «nos devuelven un pedazo de lo que extrañamos», refiriéndose a los juegos infantiles en las calles. Sin embargo, historias como la de María Julia Gómez Pérez, una mujer con cáncer metastásico que denunció su desesperación al verse obligada a cocinar con leña, han conmovido a la opinión pública y generado críticas hacia la falta de soluciones estatales.
Un llamado a la acción
El fotorreportaje concluye con un mensaje que resuena entre los cubanos: «Más allá de esa creatividad que el pueblo cubano se ha visto obligado a sostener como último reducto, necesitamos que se busquen soluciones factibles, porque la vida no puede írsenos pendiente del fogón».
La crisis energética en Cuba no es solo un problema de comodidad, sino una cuestión de supervivencia. Mientras el gobierno busca narrativas para explicar la situación, los ciudadanos exigen soluciones concretas y urgentes. La vida en la isla no puede seguir dependiendo de fogatas improvisadas y platos de comida fríos.